En la edición de ayer viernes, nuestro periódico tituló en la
primera página Lazo en Ecuador para Cumbre de la ALBA. La
expresión sirvió para un debate en la redacción, sobre si debíamos
usar la o el antes de ALBA. El mismo día de la
publicación nos llegó esta lección por parte de Mireya Báez,
profesora de Gramática y Redacción y Estilo, la cual compartimos con
los lectores en aras de contribuir al conocimiento de nuestro rico
idioma.
Indiscutiblemente las siglas provienen de las letras iniciales
del sintagma nominal "Alianza Bolivariana para los Pueblos de
Nuestra América", cuyo núcleo es el sustantivo femenino alianza,
y como es usual en estos casos, el artículo que debe acompañar a la
palabra que surge es el femenino, como en la ONU, el INDER, etc.
Estas siglas llegan a constituir palabras de la lengua y se ajustan
a las normas generales de la construcción en español.
Pero ocurre que existe una regla para los sustantivos femeninos
que comienzan con "a" acentuada, como es el caso de agua, águila,
ánima, alma, etc. Estos sustantivos son femeninos y prueba de ello
es que aceptan los adjetivos que los modifican en femenino (agua
clara, limpia, turbia, contaminada, etc.), pero por cuestiones de
eufonía y para evitar la cacofonía que surge de la concurrencia de
las dos "aes", se les antepone el artículo "el", que en este caso
proviene del latín "ille" y se considera un artículo femenino. Por
tanto, según mi criterio, debe decirse el ALBA y no la
ALBA.
Hay otros sustantivos femeninos que aunque no comienzan con "a"
acentuada, se rigen también por esta regla, como azúcar, por
eso debemos decir azúcar blanca, turbinada, cubana, etc. Cosas muy
peculiares del español que nos interesan a todos los que, de una u
otra forma, utilizamos el idioma como instrumento de trabajo.