Boleros compartidos entre México y Cuba

Omar Vázquez
omar.vc@granma.cip.cu

Desde el inicio, en que se escuchó Arráncame la vida, de Agustín Lara en la voz de Toña la Negra y apoyada por el Ballet de la Televisión Cubana —coreografía de Cristy Domínguez—, hasta el cierre, con la renovada Rondalla Eterno Romance en Como han pasado los años, los enlaces musicales entre México y Cuba se pusieron de manifiesto en la gala inaugural del XXIII Festival Internacional Boleros de Oro, efectuada la noche del jueves en el teatro Mella.

Foto: Yander ZamoraLa chilena Carmen Prieto refrendó su calidad en el Mella.

El espectáculo tuvo más de un logrado momento, aunque el final abrupto e inexplicable empañó la imagen escénica. Los asistentes aplaudieron y corearon a los artistas visitantes, como fue el caso de la chilena Carmen Prieto en su excelente interpretación de Alma mía, de María Grever; mientras que Rodrigo de la Cadena, ya bien conocido en estos predios, dio la sorpresa al cantar Cenizas, de Wello Rivas, con la hija del compositor yucateco, Isabel, aplaudiéndolo desde el lunetario.

Leo Montesinos se creció en sus versiones de El día que me quieras, de Gardel y Lepera, y Que me castigue Dios, la ranchera que Celeste Mendoza llevó al guaguancó; Fausto Durán asumió Majestad, un homenaje a Elena Burke, compuesto por Yolanda Sierra; Manolo del Valle recordó aguas pasadas con No renunciaré a tu amor; y la holguinera Gladys María convenció por sus cualidades vocales.

Hubo un buen respaldo musical a cargo de la Orquesta del ICRT, dirigida por Miguel Patterson y Rey Montesinos, y una fluida realización escénica.

 

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