Roberto Fernández Retamar, presidente de la Casa, puso sobre el
pecho del artesano la condecoración, que reconoce una esencial
contribución simbólica a la imagen de la institución y a la
reafirmación de los históricos lazos entre dos pueblos hermanos.
Uno de los hijos de Soteno, Oscar, continuador de la tradición
artística familiar, entregó un valioso Árbol de la Vida, en pequeña
escala, a Abel Prieto, miembro del Buró Político del Partido y
ministro de Cultura, para que lo hiciera llegar al Comandante en
Jefe, Fidel Castro, como testimonio de respeto y admiración de la
familia al pensamiento y la obra del líder de la Revolución cubana.
A solicitud de la antropóloga María Esther Echevarría, hija del
ex mandatario mexicano Luis Echevarría, quien hace 35 años donó a
Cuba la majestuosa obra instalada en la Casa, otro de los vástagos
de Soteno, Juan José, confeccionó una pieza de idénticas
características para que fuera cobijada por el Árbol mayor.
Soteno calificó el homenaje como "el más grande que he recibido
en mi carrera" y evocó el proceso de realización de la obra, "cuando
se me ocurrió que la figura central fuera una Tlanchana, sirena
mítica del lago de Metepec, mi lugar natal, rodeada de peces, pulpos
y otras criaturas marinas, algo curioso para mí que por entonces no
había conocido el mar".
La directora del Departamento de Teatro de la Casa, Vivian
Martínez Tabares, tuvo a su cargo las palabras de elogio al
homenajeado, en un acto al que asistió Gabriel Jiménez Remus,
embajador de México en Cuba.