Los presidentes de Ecuador, Venezuela y Bolivia, el
vicepresidente de Cuba, junto a dignatarios y delegaciones de los
países de la Alianza Bolivariana de los Pueblos de Nuestra América
(ALBA) aprobarán este viernes la Declaración de Otavalo.
Por primera vez, en esta décima cumbre los integrantes del ALBA
trazarán el rumbo hacia un proceso de integración de indígenas y
afrodescendientes en un camino que proclame la interculturalidad y
plurinacionalidad de aquellos países con esa característica étnica,
reporta Prensa Latina.
La cita en Otavalo de más de 300 autoridades indígenas y negras,
reunidos por dos días en el Coliseo Francisco Páez de esta ciudad
andina, a unos 100 kilómetros de la capital, debatió una amplia
agenda en su primer día de temas complejos y polémicos.
Coordinar esas políticas públicas con las aspiraciones y
necesidades de los pueblos ancestrales de la región es, sin dudas,
una tarea difícil pues requiere construir un proceso de Sumak Kawsay
o Buen Vivir, combatir el racismo, respetar la naturaleza y
conservar el patrimonio.
Los delegados de Bolivia, Venezuela, Nicaragua, Ecuador, Cuba,
Antigua y Barbuda, Mancomunidad de Dominica, San Vicente y Las
Granadinas, con Guatemala como invitada especial por su población
indígena, iniciarán hoy una nueva etapa, la de realizar lo acordado.
El ALBA y el Tratado Comercial de los Pueblos (TCP) es una
alianza político-estratégica, cuyo propósito histórico es unir las
capacidades y fortalezas de los países que la integran, para
producir transformaciones y alcanzar su desarrollo integral en la
región.
Responde a las realidades y dinámicas internas y es un espacio
llamado a fortalecerse gracias al intercambio comercial y cultural,
y alcanzar un desarrollo basado en los principios de
complementación, cooperación, solidaridad y respeto a la soberanía
de los países.
Dentro de estos países, la integración de las nacionalidades y
grupos étnicos constituye una tarea de vital importancia, en la
aspiración de justicia social inherente a los principios del ALBA.