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Disfruta villa cubana su longevidad

Para alegría de sus habitantes, la ciudad de Sancti Spíritus, ubicada en la región central de Cuba, se acerca a los cinco siglos de fundada.

Es la cuarta de las siete primeras villas construidas en la Isla de Cuba, hasta que se demuestre con pruebas fehacientes lo contrario, reporta Prensa Latina.

El suceso, considerado como uno de los acontecimientos más importantes en su proceso de identidad, ocurrió el 4 de junio de 1514.

Al menos así lo sienten y plantean los espirituanos, sobre todo los que desconocen quizás fechas y sucesos, pero saben de arraigo y orgullo natural. La ciudad fue erigida primero junto al río Tuinucú, pero ocho años después sus habitantes se trasladaron a las riberas del Yayabo, donde se asientan desde entonces.

Unos dicen que los primeros residentes, descontentos con el sitio original, buscaron un lugar más idóneo.

Corre la leyenda de que una plaga de hormigas atacó al poblado y afectó en particular a los niños recién nacidos, a los cuales les horadaban el ombligo.

Todo parece indicar que, al agotarse el oro en la primera de las corrientes fluviales mencionadas, los españoles buscaron un nuevo sitio, siempre junto a un afluente.

Y así fue como en 1522 trasladaron la villa para las márgenes del Yayabo, donde apuntan los historiadores encontraron abundante mano de obra aborigen.

Fundada por el Adelantado Diego Velázquez, Sancti Spíritus a unos 350 kilómetros al Este de La Habana- exhibe actualmente una original arquitectura colonial.

En ella sobresalen dos símbolos del patrimonio tangible como la Iglesia Parroquial Mayor y el majestuoso Puente sobre el río Yayabo.

La primera es considerada la construcción más antigua, mientras el segundo, con sus cinco arcos distintivos, reboza en firmeza que, según la tradición oral, radica en el uso de leche (¿de burra, cabra o vaca?) en la mezcla.

Desde su fundación se expandieron por doquier templos, ermitas, conventos, monasterios y hospicios, como exponentes de la dominación española.

Fue la localidad, mucho más tarde, un amasijo de razas, costumbres y tradiciones, al arribar aquí personas de disímiles partes.

A los vascos y andaluces se sumaron esclavos africanos arrancados a la fuerza de sus poblados natales, y chinos y canarios emigrados en busca de mejoras económicas.

Sancti Spíritus o Espíritu Santo se caracteriza por sus estrechas calles, amplios ventanales con verjas y techos cubiertos de tejas rojas.

Esos atributos perduran en su Centro Histórico Urbano y se han integrado sin dificultad al empuje de la modernización que acontece en otras áreas de la ciudad.

Sus casas atesoran muebles antiguos, espejos enmarcados para colgar bastones y sombreros, maderas preciosas en la carpintería de los techos, vitrales, pinturas murales y amplios patios centrales para el esparcimiento.

Toda esa riqueza patrimonial permanece bien protegida en esta bucólica urbe, menos silenciosa que antaño.

La ciudad ejerció un oculto encanto en grandes exponentes de las mejores tradiciones artísticas y ha sido cuna de reconocidos poetas, pintores y escritores.

Su Centro Histórico Urbano fue declarado Monumento Nacional el 10 de octubre de 1978.

Muy lejos quedaron los asaltos de piratas y corsarios, acaecidos en los siglos XVI y XVII.

Entre sus hijos ilustres figura el Mayor General Serafín Sánchez Valdivia (1846-1896), quien participó en las tres Guerras de Independencia contra el colonialismo español y fue amigo y colaborador del Héroe Nacional cubano José Martí (1853-1895).

Sancti Spíritus fue escenario de corridas de toro, lugar de debate en torno a múltiples publicaciones que ilustraron el siglo XIX y cuna de valientes y cultas espirituanas sobre las que aún hay mucha historia por contar.

Así transitan como ejemplos de féminas, cada una desde su sitial, Josefa (Pepa) Pina e Isabel María de Valdivia, esposa y madre de Serafín Sánchez, respectivamente.

También figura la poetisa Francisca Hernández de Zamora o Leoncia, la cantante del coro de clave (único de su tipo en el país).

Hoy, junto a esta historia acumulada, se alza una localidad sencilla y diáfana, que abre sus brazos a residentes y forasteros.

Esta señora de tantas décadas celebró sus 496 primaveras con actividades donde la plástica, la fotografía, la literatura y la música están en primera línea.

La ciudad impulsa un Proyecto Sociocultural denominado La Guayabera, que valora y pone en su justo lugar esta prenda típica cubana de vestir (cuyo surgimiento defienden a capa y espada los espirituanos).

Se atesoran ya unas cuantas guayaberas pertenecientes a personalidades de la política o la cultura de Cuba y de otras regiones del mundo. Cuando apenas la separan cuatro años de cumplir 500 siglos de existencia, a esta longeva ciudad la enaltece una rica historia patriótica, social y cultural que, paso a paso, se afianza, mientras expertos continúan la búsqueda de su sitio fundacional.

 

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