El
escepticismo de hace unos meses cedió su espacio a un optimismo
generalizado y, a pocos días del comienzo del Mundial de fútbol en
Suráfrica, los seguidores locales se ilusionan con su selección,
según Prensa Latina.
Poco tiempo atrás, el entusiasmo de los surafricanos se limitaba
al hecho de convertirse en el primer país del continente organizador
de una Copa del Mundo, pero a eso se ha sumado en las semanas
recientes el augurio de una buena actuación de los llamados Bafana
Bafana (Los Muchachos).
La extensión a 12 de su invicto en partidos preparatorios
desterró el pesimismo y dio paso a una contagiosa euforia, con miras
al duelo inaugural contra México, el próximo viernes en el estadio
Soccer City, de Johannesburgo.
En particular, el reciente triunfo 1-0 sobre Dinamarca -también
clasificada para el torneo- revivió las esperanzas de la hasta ahora
descorazonada hinchada del conjunto anfitrión.
El fútbol es por estos días el tema por excelencia en el país y
los canales de televisión dedican grandes espacios al análisis de la
justa, en especial a las posibilidades de su plantel de superar la
ronda de grupos.
Antes pensaba que era imposible avanzar, pero ahora creo que
tenemos posibilidades de llegar a octavos de final, lo cual sería un
magnífico resultado para los Bafana, afirmó a Prensa Latina un
vendedor de un mercado capitalino.
En una llave tan compleja la A- junto a Francia, México y
Uruguay, Suráfrica luchará desde el próximo viernes para no entrar a
la historia como la primera sede que no supera la instancia inicial
del certamen.
El atacante Katlego Mphela afirmó que el equipo no siente ninguna
presión de cara al cotejo frente a los mexicanos.
Sin embargo, el DT del elenco, el brasileño Carlos Alberto
Pariera, intentó poner coto al desbordante entusiasmo y recordó cuán
difícil será el camino a transitar.
De acuerdo con el experimentado entrenador, campeón del mundo con
su país en Estados Unidos 1994, el once local disputará tres finales
y el objetivo es hacer a sus seguidores sentirse orgullosos de su
desempeño.
Empero, a estas alturas resulta casi imposible contener tanta
emoción, cada vez más palpables en las calles, donde las estridentes
vuvuzelas (trompeta larga) ya empiezan a sentirse a diario y a toda
hora.