WASHINGTON, 31 de mayo.— Un ambiente de incertidumbre se apoderó de
los estadounidenses, impotentes para alcanzar una rápida solución al
mayor desastre ecológico en la historia del país.
La expectativa dio paso a la duda, luego que la empresa petrolera
British Petroleum (BP), no pudo frenar el derrame de crudo a las
aguas del Golfo de México, tras taponar el pozo con barro y sellarlo
con cemento en una técnica llamada "top kill" (sellado definitivo).
Según PL, BP prepara la colocación de una campana de menor tamaño
que otra, la cual no funcionó, pero la confianza en lograr el
objetivo menguó y se amplía la debacle ambiental.
Ya el líquido derramado es considerado como el mayor desastre
ecológico en la historia del país, pero si a eso se une que se ha
proyectado sobre el sur de Louisiana, el temor no es infundado. Ese
estado agoniza con lo que tiene ahora y con lo que le llegará,
consideran expertos.
Lo que sucederá con esa contaminación es difícil de predecir,
opinó Joe Bastardi, jefe de análisis de huracanes de gran
envergadura en el portal de internet AccuWeather.com.
Tras varios intentos fracasados, para los voceros de la petrolera
británica sería alentador si logran contener el vertido antes de
agosto.
Mientras tanto, nuevas manifestaciones en Estados Unidos
criticaron la gestión de BP y del gobierno.
La víspera, cerca de 500 personas bajo una persistente llovizna
desfilaron en Nueva Orleans en protesta por la tragedia y la forma
en que se intenta encontrar una solución.
A cinco semanas del inicio y pese al uso de alta tecnología, BP
fue incapaz de contener el derrame de crudo.
Hay ahora dos procesos en marcha. Perforar un pozo nuevo para
cortar el actual, proceso que ha comenzado pero que tomaría otros
dos meses, y el intento de cortar las tuberías dañadas usando
robots, y luego instalar un artefacto de contención que pueda
retener el petróleo y finalmente intentar bombearlo a la superficie.