La brigada médica cubana respondió con una alta disciplina ante
las adversidades naturales en Guatemala y hoy presta una inestimable
ayuda en el período posterior a sus incidencias directas, reporta
Prensa Latina.
El coordinador nacional de ese grupo de colaboradores, Henry
Carreño, destacó el papel de sus integrantes en la fase recuperativa
tras la erupción de un volcán y el azote de un fenómeno
meteorológico, todos la pasada semana y al unísono.
Antes del estallido del coloso Pacaya la brigada se declaró lista
para entrar en acción donde las autoridades de Guatemala lo
pidieran, pues ya el país sufría abundante lluvia por los efectos de
un sistema de baja presión, convertido luego en tormenta tropical.
Ya entonces nuestros médicos y demás personal mostraron total
disposición de ir en ayuda de quienes resultaran afectados, lo cual
reiteraron al momento del evento volcánico, dijo Carreño a Prensa
Latina.
Esa actitud fue expresada por el gobierno cubano, mediante la
embajada en esta nación, al presidente Alvaro Colom durante una
reunión a la cual convocó con representantes de la comunidad
internacional, incluido el cuerpo diplomático acreditado aquí.
No obstante, explicó Carreño, en contactos con el Ministerio de
Salud sus autoridades solicitaron mantenernos en los lugares
habituales hasta tanto fuera necesario un trabajo directo.
Al llegar la calma se activó la labor de esos profesionales en
las zonas más necesitadas, que es decir las más intrincadas de la
geografía nacional donde la mayoría de los 360 miembros de la
brigada están ubicados en 18 de los 22 departamentos. De acuerdo con
el coordinador de esa cooperación, algunos de ellos se trasladaron
para asistir en los propios campamentos habilitados a las personas
albergadas tras su evacuación, además de hospitales y otros centros
asistenciales de su área habitual.
Los epidemiólogos, por su parte, están enfrascados en una tarea
muy importante en la etapa posterior a un desastre natural, la
evaluación y confección de planes para evitar el peligro de
eventuales epidemias.
La gran cantidad de ceniza y arena arrojada por el volcán
incrementa la afecciones sobre todo oculares, dermatológicas y
respiratorias, a cuyo tratamiento se dedican los especialistas en
esas ramas.
Carreño señaló que casi ninguno de los médicos había enfrentado
antes una situación de erupción volcánica, pero rápidamente
recibieron una preparación específica que les permitió conocer cómo
hacerlo y las medidas efectivas por aplicar a los pacientes.
Resaltó, también, la responsabilidad con la cual respondieron
colegas guatemaltecos, quienes trabajan de conjunto con los cubanos,
así como de graduados en la Escuela Latinoamericana de Medicina en
La Habana.
Reiteró Carreño el perfecto estado de salud de todos los
integrantes de la brigada, quienes no tuvieron ninguna incidencia
negativa de ambos fenómenos en sus sitios de residencia.