El ex luchador cubano Filiberto Azcuy, campeón olímpico en
Atlanta-1996 y Sydney-2000, manifestó este martes en Camagüey su
satisfacción por los éxitos en su carrera deportiva.
Estoy satisfecho y sumamente feliz por haber podido darle a mi
país y a mi natal Camagüey tantos triunfos durante mi carrera
deportiva, dijo.
En entrevista con Prensa Latina, el mejor luchador cubano de
todos los tiempos se consideró un hombre afortunado, al que le ha
llegado el momento de compartir sus conocimientos como luchador.
Por eso, su reciente retiro del deporte activo anunciado en esta
ciudad -subsede de la V Olimpiada del Deporte Cubano- no solo
significa para él una etapa final en su carrera, sino también el
principio de la otra como profesor, aunque en los últimos años ya ha
estado fungiendo como tal.
Es triste llegado el momento, dijo, pero también es bonito y
emocionante sentir el cariño de todo tu pueblo.
Añadió que ahora trasmite a los jóvenes luchadores de la isla
"ese mismo deseo de ganar, de vencer, todas las cosas buenas que
aprendí y me permitieron lograr muchas victorias".
Azcuy posee la asombrosa cifra de ocho medallas de oro en
campeonatos panamericanos, así como más de 30 en torneos Gran Prix y
Clase A de la Federación Internacional de Lucha Asociadas (FILA),
recuerda aún los Juegos Panamericanos de Winnipeg-1999 como el
momento más difícil en toda su carrera.
"Fue un año que me marcó mucho porque no pude clasificar en la
división para los Juegos Olímpicos, pero me obligó a esforzarme
muchísimo y, me dije, tengo que hacerlo tres veces mejor y lo logre:
pasé un ciclo olímpico obteniendo medallas todos los años".
Al contestar qué representa ser el único deportista cubano
exaltado al Salón de la Fama de la FILA, en el 2006, enfatizó:
"siempre digo que es bueno e importante, ser primero en algo merece
un reconocimiento especial".
No obstante este deportista siente que no son motivos para
vanagloriarse, pues se considera una persona sencilla.
Así ha andado por los colchones de Cuba y el mundo, buscando
siempre la manera de demostrar lo que bien aprendió de sus
entrenadores, y que hoy trata de enseñar lo mejor posible en la
selección nacional de este deporte, aseveró.
De cuánto tuvo que ver la personalidad enérgica e inquieta del
niño Azcuy en su desarrollo deportivo este aseguró: los atletas de
deportes de combate tienen esa particularidad, hay que ser agresivo,
de carácter fuerte, pero solo soy así para practicar, fuera de
combate soy una persona bastante flexible.
Finalmente reconoció la tremendísima calidad de los más jóvenes
gladiadores grecorromanos de la isla, quienes aportaron este año
tres medallas mundiales, por lo que -vaticinó- hay que seguir
cotando con la lucha cubana.