Según los modelos más recientes de la NOAA, el vertido de crudo
se halla situado a unos 32 kilómetros de la corriente principal del
Golfo, lo que aumenta la posibilidad de que parte de la mancha negra
sea absorbida pronto por el flujo marino y arrastrada hacia el sur
de Florida.
En ese sentido, nuevas imágenes de satélite de la NASA muestran
que una parte de la mancha negra puede haber comenzado ya a ser
absorbida por la fuerte corriente del Golfo, lo que resultaría una
amenaza directa para, entre otros, el frágil ecosistema de los cayos
de Florida.
No solo afectaría al "santuario marino y arrecife de coral de los
cayos (extremo sur del estado)", sino que el vertido, en forma de
chapapote, causará graves daños en los manglares del condado de
Miami-Dade, el parque nacional de los Everglades y hasta las playas
de Miami, en el Atlántico, alertó Daniel Suman, profesor de la
Facultad de Ciencias Marinas de la Universidad de Miami (UM).
La "gran incógnita", apuntó, es la que plantean las capas de
petróleo localizadas a gran profundidad y la posibilidad de que sean
arrastradas por la corriente del Golfo.
Entretanto, el previsible daño ecológico hay que valorarlo ahora
sobre la base de un escape de entre cinco y 20 veces más que el
estimado inicial —de 800 000 litros diarios—, advierten científicos,
que monitorean y tratan de aportar una solución al problema, según
PL.
De acuerdo con una reciente información divulgada por la
televisora CNN, dos robots de la British Petroleum (BP) lograron
conectar un tubo de 15 centímetros y bombear a un barco una cierta
cantidad del crudo que drenaba al mar.
Sin embargo, el gobierno estadounidense no abriga muchas
esperanzas y, según un comunicado oficial, aún no está claro qué tan
exitoso puede ser el empleo de esta técnica.
Por otra parte, medios de prensa denuncian que la agencia federal
responsable de asegurar que la plataforma petrolera Deepwater
Horizon operara sin riesgos antes de que explotara el mes pasado, no
inspeccionó al menos una vez al mes el sitio como está planificado.
En este contexto, el director de programas de prospección de
petróleo y gas del Departamento del Interior de EE.UU., Chris Oynes,
renunció a su cargo, añadió EFE.