El 8 de mayo de 1960 es un hito trascendental en las relaciones
cubano-rusas. Ese día, en La Habana y Moscú se dio a conocer
mediante una Declaración Conjunta el restablecimiento de las
relaciones diplomáticas entre Cuba y la Unión de Repúblicas
Socialistas Soviéticas de la cual la República Federativa Soviética
de Rusia era parte esencial.
Aunque los vínculos cubano-rusos en diferentes esferas de la
actividad humana datan de mucho tiempo atrás e inclusive, en mayo de
1902 el zar de Rusia, Nicolás II, envió un mensaje en el que
saludaba la inauguración de la República de Cuba, los intereses
rusos en la mayor de las Antillas estuvieron durante muchos años,
representados por un cónsul y no fue, hasta 1942, coincidiendo con
la entrada de ambos países en la Segunda Guerra Mundial como
integrantes del bloque antifascista, que se establecieron relaciones
diplomáticas entre Cuba y la Unión Soviética. Estas relaciones se
mantuvieron hasta el 2 de abril de 1952 cuando fueron rotas por el
tirano Fulgencio Batista, fiel servidor de los intereses del
imperialismo estadounidense, a escasos veinte días de haber usurpado
el poder mediante un golpe de estado.
No fue sino con el triunfo de la Revolución Cubana el 1ro. de
enero de 1959, que se crearon las condiciones para el
restablecimiento de relaciones diplomáticas entre nuestros países.
El primer paso de este proceso fue el reconocimiento, el 10 de
enero, del gobierno provisional revolucionario cubano por parte del
gobierno soviético. A ello siguió la primera gran compra de azúcar
cubano, ascendente a 330 000 toneladas, el 5 de octubre de ese
propio año y la visita a La Habana, del 4 al 13 de febrero de 1960,
de una delegación gubernamental soviética presidida por el vice-primer
ministro Anastas I. Mikoyan, que firmó con el Comandante en Jefe
Fidel Castro varios acuerdos sobre intercambio comercial y de pago y
se concedió a Cuba un importante crédito. También se llegó, en ese
momento, a un acuerdo para restablecer las relaciones diplomáticas a
nivel de embajadores.
El acontecimiento cuyo primer medio siglo celebramos hoy tuvo
lugar en momentos particularmente difíciles para Cuba. El joven
poder revolucionario luchaba por consolidarse enfrentando constantes
agresiones y crecientes amenazas por parte de la administración
estadounidense y sus aliados de dentro y de fuera. Apenas un mes
después, en junio de 1960, el gobierno de Washington suprimió las
compras de azúcar cubana con la intención de provocar el colapso de
nuestra economía. Como demostración de su solidaridad, Moscú
respondió rápidamente con la decisión de comprar todo el azúcar que
los Estados Unidos habían rechazado.
Siguieron tres décadas de estrechas relaciones en prácticamente
todos los campos de la actividad humana, entre Cuba y la Rusia
Soviética. Hacer una simple lista de ellas ocuparía un inmenso
espacio. Para poner solo un ejemplo: fueron miles los profesionales
de nivel universitario, técnicos y obreros calificados que se
prepararon en Rusia y también en Cuba con asesoramiento de
especialistas rusos. Ello constituye una huella indeleble.
Las relaciones diplomáticas, políticas, económicas y culturales
entre el inmenso país euroasiático y nuestro archipiélago caribeño,
cimentadas en el respeto mutuo, la solidaridad y la profunda
amistad, experimentan, en los últimos tiempos un vigoroso
resurgimiento y consolidación. Hitos trascendentales de esa nueva
etapa han sido las visitas efectuadas por el presidente ruso Dimitri
Medvédev a Cuba en noviembre del 2008 y la que efectuó a Rusia, en
enero de 2009, el presidente cubano, general de ejército Raúl Castro
Ruz.