Esa movimiento de las fuerzas de seguridad fue ordenada por el
inspector general de la Policía, Ogbonna Onovo, tras un acuerdo con
la Sociedad Nacional de Petróleo de Nigeria (NNPC).
Según el gobierno, más de 100 agentes se ubicarán en Atlas Cove,
gran depósito de combustible ubicado frente a las costas de esta
ciudad y que el año pasado fue atacado por rebeldes.
Otros 50 vigilarán las conductoras que llegan hasta las ciudades
norteñas de Kaduna y Kano y otro centenar custodiará las que se
dirigen hacia Mosimi y Ore, en el suroeste del país.
Nigeria deja de ingresar millones de dólares cada año debido a
los ataques constantes a los oleoductos.
En muchas ocasiones, los delincuentes lucran con esas acciones,
pues luego venden el hidrocarburo en el mercado negro. Según medios
de prensa, cientos de personas mueren cada año en el intento.