Cineasta
de culto, el norteamericano David Lynch emerge en España desde un
ángulo inédito que lo revela como artista gráfico creador de un
método propio, el action-reaction (acción-reacción) en 19
espléndidas litografías, reporta Prensa Latina.
La exposición instalada en el Museo de Bellas Artes de Granada,
en el Palacio de Carlos V, contiene piezas de dos series distintas:
Paris suite y Women en las que se advierte la huella enriquecedora
de grandes pintores como Francis Bacon, Salvador Dalí, Max Ernst o
Edward Hooper, asimilada y transmutada.
Lynch explota su veta de grabador aplicando a conciencia su
técnica de acción-reacción que, según él, encuentra su máxima
expresión en el trasvase de la tinta de un material rígido a otro
flexible y viceversa.
Dueño de un talento polifacético, lo ha sometido a una permanente
incitación para volcarse en la fotografía, la producción y la
composición, ramas afines a la cinematografía, y explorar otras
zonas como escritor, escultor, pintor y diseñador de dibujos
animados.
En suma un artista integral en consonancia con las demandas del
cine como suma de todas las artes, al que ha aportado obras maestras
como la inquietante Blue velvet (Terciopelo azul), con Isabella
Rosellini brillando en todo su esplendor y Dennis Hopper en un
personaje perturbador.
La muestra, cuya comisaria es Antonella Montinaro, permanecerá
abierta hasta el 14 de junio y la complementan referencias a siete
de sus filmes mediante fotografías y breves proyecciones en
pantallas de plasma: Eraserhead, El hombre elefante, Dune,
Terciopelo azul, Mullholland drive, Carretera perdida y Twin peaks
(largometraje y serie).
En una pantalla alterna, los primeros cortometrajes del
realizador, a finales de los años 60 del siglo pasado.
David Lynch desde un costado distinto, otra porción de su mundo
en Granada, abierto a la mirada del espectador.