Actualizado 7:30 p.m. hora local

Se vistieron de Revolución las calles cubanas

MIGUEL FERNÁNDEZ MARTÍNEZ

Millones de hombres y mujeres, ancianos, jóvenes y niños, tomaron por asalto las principales plazas de la Isla, para dar un rotundo SI a la Patria que se yergue digna, ante las patrañas del imperio y sus caducos acólitos en el Parlamento europeo.

Fueron multitudinarias concentraciones para denunciar ante el mundo la feroz campaña mediática que los enemigos de Cuba desataron contra un pueblo, que jamás se negará el derecho incuestionable de vivir sin procónsules y ataduras, reporta la AIN.

Desde cada plaza del país se lanzó un mensaje que no dejará resquicios a la duda: las calles cubanas son de los revolucionarios y de los que crean en el porvenir, de los que convencidos en que solo se gana el futuro con el esfuerzo de todos.

Los enemigos de Cuba no aceptarán jamás sentirse derrotados, y su exigua cuadrilla de mercenarios, vendepatrias y "gladioleras" sabe que en cada cuadra y en cada esquina de esta Isla, tropezarán de bruces con la dignidad del pueblo.

Los despachos que emitió hoy la gran prensa internacional después que concluyó la multitudinaria muestra de apoyo a la Revolución, hablan por sí solos de cómo se mueven los hilos de esta campaña difamatoria contra Cuba.

La mesura de los cables que comentaron la presencia de un pueblo volcado en las calles, no se compara con el show, casi circense, que arman los mismos medios, cada vez que los mercenarios que parasitan esta sociedad, sienten el "deber" de justificar con hechos, las 30 monedas que su pagador da a cambio de la apostasía.

Para ellos, aunque cuenten con toda la parafernalia publicitaria que se paga desde los bancos del Norte o sale de los bolsillos de los tribunos europeos, no habrá espacios en una sociedad de obreros y revolucionarios.

En Cuba, el gran reto de los trabajadores es avanzar, elevar el nivel de vida de la población y mejorar lo alcanzado en la salud, educación, seguridad y asistencia social.

Los cubanos están listos -lo han demostrado muchas veces en medio siglo- a compartir carencias y esfuerzos para vencer dificultades.

A eso convoca la dirección de la Revolución, pero sin perder un ápice de cada una de las conquistas ganadas por el pueblo.

 

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