La cardona avanza por el Occidente

Juan Varela Pérez
juan.pvp@granma.cip.cu

La cardona o cardón, como también se le conoce, llegó al occidente del país para quedarse. Es una planta ideal en el desarrollo de cercas económicas y seguras, ante la cual "los campesinos habaneros tenemos que reivindicarnos".

 Fotos: Alberto BorregoRecién plantada, esta cerca que ya “prendió” protege una extensa área de siembra y dentro de poco no harán falta esos alambres.

Rogelio Fundora Ibarra que deviene hoy ferviente impulsor de esta alternativa en su Cooperativa de Crédito y Servicios (CCS) Nelson Fernández, lamenta la espera "pero nunca es tarde para darnos cuenta del error".

Esta solución va extendiéndose a otras cooperativas de La Habana. Se aplica en la CCS de Madruga desde el pasado año; allí tienen sembrados, con esta variante, tres kilómetros de cerca y trabajan para alcanzar cinco el 17 de mayo y completar ocho antes de finalizar el 2010.

Todo un abanico de producciones hace de la CCS Nelson Fernández un colectivo de futuro. A tenor del Decreto-Ley 259 le fueron entregadas áreas colindantes casi ociosas y su fondo total de tierra suma hoy más de 1 000 hectáreas.

Fundora considera que "la cardona vino en auxilio nuestro. Era la única solución para cercar y delimitar los nuevos campos, de lo contrario, necesitaríamos cientos de rollos de alambre con púas, grapas e insumos que demandan una elevada inversión en divisas".

Las virtudes de esta cerca son infinitas. No por casualidad era frecuente antes de 1959 que los agricultores cubanos la utilizaran, en especial en determinadas zonas, para proteger siembras y cosechas del daño animal y también de los bandidos que "miran la cardona con respeto".

Este es un cultivo duradero, resistente y económico, que se controla mediante la poda lateral, la cual facilita el desarrollo hacia arriba y no le ocupa tanto espacio a la tierra.

Luis González Pérez, presidente de la CCS, admite que no esperaba un despegue tan rápido y puntualiza: por acá no había ninguna experiencia de esto y partimos de cero. El camino andado aún es poco, pero se va de menos a más: ahora es mayor la conciencia sobre la utilidad de la cardona y lo que representa su empleo para las finanzas del colectivo mediante el ahorro.

Estas cercas vivas también forman un tipo de muro de contención, con el cual grandes hectáreas de viandas y frutales están más protegidas de la acción destructiva de los animales. Aunque el sistema no es del todo infalible, contribuye a cerrarle el paso a quienes intenten penetrar en esas fincas y evita en cierta medida el robo.

Poco a poco la CCS crea su propia fuente de semillas, sostén para el incremento de los próximos años. Esto es lo primero si se quieren evitar improvisaciones o acudir a otras provincias en pos de ayuda.

Cooperativistas consultados por Granma valoran de muy modesto el avance desde el 2009 pues, ante lo valioso de esta iniciativa, quisieran ir más de prisa.

Como todo cultivo, la cardona tiene sus preceptos y exigencias. Es indispensable disponer de un banco de semillas extraído de la cerca de más edad y aprovechar la mejor época de siembra, o sea, el llamado menguante.

Al no tener que emplear nada importado, ni de fabricación nacional, el único gasto para fomentar una cerca perimetral de este tipo es la mano de obra.

Esta es una de las primeras cercas de cardona sembradas en la CCS Nelson Fernández, de Madruga.

En la CSS de Madruga se han convertido en fieles defensores del también llamado "matacallo".

Antes nadie pensaba en sustituir los postes y el alambre con púa, hoy, en cambio, buscan las formas para introducir la cardona y soltarse las ataduras económicas. Acometer la renovación de una cerca de las usadas hasta ahora, sometidas a los rigores del tiempo y las condiciones climáticas, cuesta tanto como la inversión inicial, reconoce Héctor Álvarez, presidente de la Asociación de Agricultores Pequeños (ANAP) en La Habana.

Quizás el compromiso de terminar el actual año con ocho kilómetros de este tipo de cerca no sea cifra que impacte, pero es el anticipo de lo que podrá lograrse. El movimiento cooperativo habanero, al hacer también suyo este programa, evidencia que no está ajeno a la situación económica del país.

Rogelio Fundora coincide en que la cardona está lejos de quitarle, como algunos piensan, belleza y elegancia a una finca. "No es una planta silvestre dadas sus características; si se respeta la poda en el momento correspondiente y se cuidada con esmero, las cercas pueden convertirse en verdaderas obras de arte".

Quienes hayan caminado por las zonas campesinas —y a veces hasta urbanas— de provincias orientales, entre ellas Holguín y Las Tunas, saben que es cierto.

La agricultura de La Habana posee un alto desarrollo tecnológico. Fue montada sobre esa base para responder a sus fuertes compromisos productivos, entre ellos el de abastecer a la población de la capital. Mas, como dice el conocido refrán: "lo cortés no quita lo valiente". Y en tiempos de limitaciones, también aquí se buscan alternativas para evitar el estancamiento o el colapso en determinadas tareas por la carencia de insumos comprados en el exterior.

Cruzarse de brazos y esperar por alambre, postes y otros materiales de duración limitada, es convertir en carga pesada para la economía del país la misión de "tirar" miles de hectáreas de cerca que deberán ser renovadas cada cierto tiempo. Esas no son decisiones para una época donde deben primar la innovación racional y el óptimo empleo de los recursos locales.

Los cooperativistas de la CCS Nelson Fernández transmiten, desde el habanero municipio de Madruga, un mensaje para los colegas aún no incorporados a este empeño: el asunto es comenzar. Luego sacarán cuentas y se autocriticarán por el tiempo perdido.

 

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