La
Casa Blanca interviene de forma más agresiva para contener la mancha
petrolera que se esparce desde una plataforma en el golfo de México,
casi 10 días después de iniciada la catástrofe, reporta Prensa
Latina.
El gobierno movilizó recursos y personal de la Armada para que se
uniera a la Guardia Costera de Louisiana, el personal de la compañía
British Petroleum, pescadores de la región y hasta convictos del
estado con el objetivo de evitar que el crudo toque tierra.
La administración de Barack Obama calificó el derrame la víspera
como un desastre nacional, cuya repercusión nadie se atreve a
calcular hasta el momento ante la imposibilidad de cerrar las
brechas bajo el agua por donde sale el petróleo hacia el mar.
Especialistas de la Guardia Costera y la petrolera británica
certificaron que el desastre era mayor a lo creído, al descubrir que
producto de un tercer boquete, el torrente de crudo incorporado al
medio ambiente era cinco veces superior a lo imaginado.
Helicópteros que sobrevuelan el territorio reportaron anoche la
llegada de manchas de escaso espesor a las playas de Plaquemines, en
Louisiana, y calcularon que la punta de la marea negra se aproxima a
apenas 10 kilómetros.
Ecologistas temen por el futuro de unas 400 especies que habitan
en la región del delta del Mississippi y los pantanos del sureste de
Louisiana, entre ellos, varios tipos de aves migratorias, pelícanos,
nutrias de río y visones, refiere la televisora NBC.
Ninguna de las barreras instaladas para impedir el paso del
combustible, ni la quema de porciones de la mancha resultó efectiva
hasta el momento, y se espera que los trabajos se dificulten aún más
dentro de los pantanos.
El desastre acarreará además grandes pérdidas a la industria
pesquera y turística del sur estadounidense, así como a la actividad
portuaria en el Mississippi, en cuyo curso se encuentran importantes
enclaves como el de Nueva Orleáns.
La British Petroleum, operadora de la plataforma accidentada el
pasado 20 de abril, calcula pérdidas por miles de millones de
dólares, no ya sólo en los esfuerzos de limpieza, sino también por
concepto de indemnizaciones, multas y otros gastos.
Además, expertos citados por The New York Times consideran que el
futuro de la compañía en el golfo de México está en riesgo, dada la
poca efectividad para contener el derrame y las críticas que
comienzan a cernirse sobre la exploración a mar abierto.