Tailandia
Rumbo incierto
ARNALDO MUSA
musa.amp@granma.cip.cu
La crisis política en Tailandia se mueve con rumbo incierto y son
reservados los pronósticos sobre el actual Gobierno, que ha visto
radicalizarse las demostraciones en su contra, tras la intervención
brutal del ejército, con un elevado saldo de muertos y heridos,
centenares de estos aún hospitalizados.
Los manifestantes
no se amilanan ante la represión policial.
Las demostraciones antigubernamentales tienen como protagonista a
la Unión por la Democracia y contra la Dictadura. Iniciadas el 12 de
marzo último, se recrudecieron, tras ser rechazada la propuesta del
primer ministro Abhisit Vejjajiva de que le dejaran gobernar otros
seis meses.
El edificio del Parlamento, puentes y otros puntos de Bangkok, la
capital, han sido bloqueados por la oposición, que se hace fuerte en
otros lugares del país, a despecho de la amenaza de una nueva
intervención militar y la puesta en práctica de una ley de seguridad
interna, que permite encarcelar a los dirigentes del movimiento
durante un año, sin ser sometidos a juicio.
El grupo en el poder es liderado por la conservadora Asociación
Popular para la Democracia (APD), a la cual se le comprobó que
utilizó fondos públicos en su beneficio.
Este panorama coincide con las consecuencias de la crisis
económica mundial, el paulatino resquebrajamiento de la unidad
nacional y el agravamiento de la situación secesionista en el sur.
Al menos un millón de personas en Tailandia perdieron sus empleos
desde el 2009 a causa de la crisis económica, la cifra más alta en
más de una década, según admitió Vejjajiva, quien también incumplió
con su promesa de beneficiar monetariamente a los 10 millones de
personas más pobres para ayudarlas a enfrentar la deteriorada
situación.
Esta es casi comparable a la de 1997, cuando la crisis financiera
asiática dejó sin trabajo a 1,4 millones de tailandeses y el país
tardó casi un lustro en recuperarse de los efectos de la salida de
capital y la retirada de la inversión extranjera.
OTRO PANORAMA
Bangkok ha sido considerado por los observadores como el "bunker"
de la oligarquía, empresarios, medios militares y otros elementos
que cambian constantemente de partido, todos integrantes de la APD.
Por el contrario, la oposición en lucha está conformada por un
nutrido bloque de diversos sectores, entre ellos el mayoritario
denominado "camisas rojas", de Thaksin Shinawatra, electo primer
ministro en el 2001 —el único premier que ha cumplido su mandato— y
reelegido en el 2005, siendo depuesto por un golpe de Estado un año
después, el número 24 desde que fue abolida la monarquía absolutista
en 1932. Thaksin había participado en la Cumbre de los No Alineados
en La Habana y se encontraba en ese momento en Estados Unidos, de
donde debía regresar a su país.
Aunque Shinawatra y sus "camisas rojas" gozan de aceptación,
incluso entre estudiantes de élite, quienes aceptan que "dicen la
verdad sobre la situación de Tailandia", el rumbo de los
acontecimientos actuales hace presumir que los círculos de poder
intentarán maniobrar, incluso con la utilización de la monarquía,
para no perder sus privilegios. |