Actualizado 3:45 p.m. hora local

Un matrimonio entre tres candidatos a delegados

MARLENE MONTOYA

Iris Cleger y Argenis Silva son un matrimonio de la provincia Santiago de Cuba unidos por 40 años de amor, sin embargo jamás pensaron que les tocaría contender por el honroso puesto de delegado a la Asamblea Municipal del Poder Popular.

Los electores de la circunscripción 94 de esta ciudad así lo decidieron cuando los nominaron a los dos a esa función, junto con el joven Josué Vargas, en uno de los casos más sui géneris de estos comicios parciales de Cuba.

A algunos votantes les lleva un poquito más de tiempo decidir pues sus candidatos tienen un largo historial revolucionario, gozan de prestigio ante sus vecinos y son ejemplo en el trabajo, el hogar y la comunidad.

Con Ibis Cleger se solidarizan un poco más las mujeres pues reconocen la capacidad de las cubanas, que como "Marianas" se crecen en cualquier frente, saben planificar el tiempo, son más responsables, exigentes, en fin las virtudes que acompañan a ese segmento en la Isla.

Con 56 años, madre de tres hijos, abuela y varias medallas y reconocimientos en su historial, se caracteriza por su hablar pausado, con respuestas claras y precisas, y su actuar convincente.

Su esposo, Argenis Silva, le sigue los pasos en los años y es oriundo de Peladero de Mayarí Arriba, en el municipio montañoso de Segundo Frente.

A Silva le sale lo "guajiro" en sus palabras aunque se hizo universitario y como los otros dos candidatos tiene una larga trayectoria al lado de la Revolución.

Como presidente de los Comités de Defensa de la Revolución es querido y respetado y su carácter campechano, como se dice en buen cubano, le favorece a la hora de convocar a cualquier tarea dentro o fuera de la cuadra.

Josué Vargas, con sus 36 años, tiene el ímpetu y el entusiasmo que caracteriza a la juventud y una hoja de servicios digna de admirar.

Cualquiera de los que resulte elegido sin dudas será un digno representante del pueblo, pero hasta que se conozcan los resultados este será un ejemplo de que la voluntad popular lo puede todo en el sistema democrático participativo de que gozan los cubanos.

 

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