De lo pintado a lo vivo

PEDRO DE LA HOZ
pedro.hg@granma.cip.cu

No creo haya entre nosotros una hibridación de lenguajes artísticos tan interesante como la que en los últimos años ha conseguido Arte y moda. Representación que se inscribe en las llamadas artes performánticas, tomó una ruta distinta a la que habían transitado sus antecedentes insulares. Por acá están los cuerpos pintados por Mendive, por allá el remedo de esculturas vivientes que algún que otro ha tomado de experiencias foráneas; Expósito echó a andar una galería sobre ruedas, Mayito lideró una campaña para reciclar artísticamente viejos refrigeradores y Kcho coció ladrillos con formas de barcos para que la gente resolviera. Más atrás quedan en el recuerdo las memorables partidas de ajedrez danzadas en grandes espacios públicos.

Roberto Mamani Mamani (Bolivia). Semillas del lago. Acrílico sobre tela (2008)

Pero si de un roce con la moda se trata, hay que recordar la manía de Rodney por dotar a las coristas de Tropicana —como hasta hoy viene siendo— con tocados casi imposibles de sostener sobre las cabezas de los cuerpos cimbreantes por el estrépito del mambo.

Lo singular de Arte y moda —proyecto original del maestro Rafael Méndez y que cobra vida en la rigurosa concepción artística de Juan Carlos Marrero, la dinámica producción de Hugo Morín y la impecable organización de Ana E. Girón— reside en que su punto de partida es precisamente la moda. El mundillo en que esa mezcla de arte, artesanía, negocio e industria suele expresarse, echa a un lado las expectativas glamorosas, sobrepasa en este caso los tópicos utilitarios, y salta al mundo de los argumentos estéticos más legítimos, en una agenda que se completa con sesiones de instrucción y debate y la exhibición de un repertorio de imágenes gráficas aportadas en esta ocasión por dos inteligentes y sensibles fotógrafos: el italiano Alfredo Cannatello y el cubano Alex Castro.

Diseño de Tania van Diemen sobre la obra de Mamani Mamani.

El Edificio de Arte Cubano del Museo Nacional de Bellas Artes acaba de ser testigo de esta formidable eclosión de creatividad que cuenta con un apreciable poder de convocatoria pública.

Aunque en ediciones anteriores hubo una puerta de entrada a la participación extranjera, en esta oportunidad se vio reforzada a partir de las recientes experiencias de trabajo conjunto entre artistas y diseñadores cubanos y austriacos, en el que se destaca por su ingenio el encuentro entre Alfred Resch y Mario Freixas.

Sin embargo por sus resonancias culturales me interesa mucho más subrayar la presencia de la boliviana Tania van Diemen, diseñadora que desplegó en su traje la poética luminosa, cargada de símbolos ancestrales, de su compatriota Roberto Mamani Mamani, uno de los grandes pintores contemporáneos del área andina cuya obra debe ser promovida en Cuba. Quizás más temprano que tarde el Fondo Cultural del ALBA nos pueda dar esa alegría.

Diseño de Ileana Jiménez, sobre la obra de Andy Rivero.

Hay que ver, y disfrutar, las diversas maneras con que nuestros diseñadores se enfrentan, traducen y recrean el dato artístico precedente para fundamentar otra realidad artística sobre los cuerpos y la pasarela. Alguien de tanto oficio en su mirada escénica como el maestro Ricardo Reymena relanza espectacularmente a otro maestro, Alfredo Sosabravo. Semejante vocación anima a José Luis González al retomar una pieza de Santoserpa. Jesús Frías reivindica las texturas de la tela al sumergirse en la mística neofuturista de una de las impresionantes madonnas de Joel Jover. Ileana Jiménez consigue el tránsito de la abstracción de Andy Rivera al volumen corporal.

Para que la fauna divertida de Ileana Sánchez se manifestara gozosa en la expresión escénica fue menester tanto la minuciosa laboriosidad en la confección de Celia Ledón como la representación coreográfica de Pedro Pablo Duarte. Esa misma intensidad proyectiva toma otro rumbo en la traslación de los íconos propios de las esculturas de Kcho por parte de Oscar de la Portilla.

Andy Rivero. Modelo. Acrílico sobre lienzo (2009)

Imagino la sorpresa de Moisés Finalé al ver la transmutación quimérica de su cuadro El reto por Jacqueline Fumero en el cuerpo expresivo de Wendy Artaud. Y fuimos testigos del impacto logrado por Janette Rodríguez al inventar un mundo paralelo a las autorrepresentaciones de Cirenaica Moreira.

Hubo, eso sí, algún que otro intento fallido. Un momento en el que la pasarela se impuso al lenguaje performántico, otro en el que la narrativa naturalista no dejó espacio a la imaginación, y no faltó un intempestivo karaoke que arruinó un diseño de primera.

Pero este Arte y moda quedará como punto de referencia en la trama cultural de nuestros días.

Ileana Sánchez. Payasos. Acrílico sobre tela (2007)

Diseño de Celia Ledón sobre la obra de Ileana Sánchez.

 

| Portada  | Nacionales | Internacionales | Cultura | Deportes | Cuba en el mundo |
| Opinión Gráfica | Ciencia y Tecnología | Consulta Médica | Cartas | Especiales |

SubirSubir