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Mientras la mafia habla de “derechos humanos”
El terrorista Orlando Bosch duerme tranquilo en su bungalow de
Hialeah
JEAN-GUY ALLARD
Ya
han transcurrido casi dos décadas desde que George Bush padre
ordenara la liberación del cabecilla terrorista Orlando Bosch,
coautor de la destrucción de un avión civil cubano también asociado
al asesinato de John F. Kennedy.
Tal liberación ocurrió bajo condiciones que el entonces
presidente nunca respetó y en contra de las opiniones expresadas por
funcionarios del Departamento de Justicia, quienes reconocían la
responsabilidad de Bosch en varios actos terroristas.
Este auténtico asesino en serie, que colaboró con la CIA en la
creación de la terrorista Coordinación de Organizaciones
Revolucionarias Unidas (CORU), que luego dirigió, vive hoy en su
bungalow de Hialeah, Miami, donde sigue beneficiándose de la
protección de los más altos órganos del poder judicial.
El 18 de julio de 1990, James LeMoyne, del diario The New York
Times, reportó desde la sureña urbe floridana la liberación el día
anterior, por orden de la Casa Blanca, del connotado criminal. Aquel
texto revelaba mucho de la conspiración de los republicanos para
sacar de la celda de los servicios de Inmigración a quién ordenó, en
1976, con su cómplice Luis Posada Carriles, la destrucción en pleno
vuelo de un avión civil cubano, acción que causó la muerte de 73
personas inocentes.
El documento también evidencia de qué forma el caso de Luis
Posada Carriles ha sido manipulado durante 20 años hasta llegar al
actual juicio de El Paso, que no acaba de empezar.
El titular del reporte no puede ser más claro: "Cubano vinculado
a atentados terroristas, liberado por el Gobierno en Miami" ("Cuban
Linked to Terror Bombings Is Freed by Government in Miami").
El periódico neoyorquino reporta que el año anterior el
Departamento de Justicia "intentó deportarlo basándose en un informe
del Buró Federal de Investigación, en el cual se afirma que (Bosch)
ha expresado de manera repetida, y demostrado, una voluntad de
causar lesiones y muerte".
Oficiales han expresado en privado su reticencia a liberar a
Bosch "temiendo que tal gesto sería difícil de explicar cuando
Washington pretende condenar el terrorismo".
APENAS LIBERADO, SE BURLA DEL TRIBUNAL
El Times reporta entonces la serie de condiciones fijadas a Bosch
y de las que se burló abiertamente, entre las cuales figuró "un
compromiso específico de renunciar al terrorismo", una afirmación
implícita de su condición de terrorista.
Bosch aceptó mantenerse en su casa de Miami "salvo entre las
11:00 a.m. y las 2:00 p.m."; permitir el monitoreo de sus
actividades; mantener un registro escrito de sus visitantes;
permitir la escucha de sus llamadas telefónicas; someterse al
polígrafo y autorizar el registro de su casa y persona".
En la conferencia de prensa que siguió a su liberación, Bosch se
presenta ya sin arrepentimiento alguno. Describe abiertamente el
"arreglo" que acaba de firmar, minutos antes, de "ridículo" y una
"farsa", escribe el periodista.
El Times señala entonces —lo que no se atrevería a hacer hoy—
como Bosch se benefició del apoyo del senador republicano Connie
Mack, de la representante Ileana Ros-Lehtinen y del propio hijo del
entonces presidente, Jeb Bush, "un líder republicano aquí".
El periódico sigue recordando como Bosch fue encarcelado "hace
más de 20 años" después de ser condenado por haber disparado con una
bazuca contra un barco polaco y como, al salir de la cárcel en 1974,
violó su compromiso "parole" con la justicia y "huyó hacia América
Latina, donde, dicen oficiales americanos, realizó decenas de
atentados contra oficinas cubanas y partidarios" de la Revolución.
Uno se pregunta dónde están hoy, en la actual administración, los
"oficiales americanos" capaces de reconocer tales hechos.
POSADA, RODRIGUEZ, GREGG, NORTH Y COMPAÑÍA
El Times seguía denunciando, textualmente, como "terroristas
cubanos de derecha, muchos de ellos entrenados por la Agencia
Central de Inteligencia para atacar a Cuba en los años 60,
repetidamente han realizado atentados contra las casas y las
oficinas de los que sospechan de favorecer contactos con el Gobierno
de Cuba".
"El oscuro mundo de los cubanos entrenados por la CIA ha tenido
una larga relación con las administraciones republicanas", escribía
LeMoyne, en el más influyente diario estadounidense.
La red secreta de abastecimiento de la Contra nicaragüense fue
creada en la administración Reagan por un cubano quien fue agente de
la CIA, Félix Rodríguez Mendigutía bajo la dirección de un ayudante
del Consejo de Seguridad Nacional, Oliver L. North, cuyo principal
socio, Luis Posada Carriles, otro ex agente de la CIA, realizó
ataques terroristas junto con Bosch", escribe el reportero LeMoyne
al señalar como Rodríguez se entrevistó con el otrora vicepresidente
Bush en Washington, en presencia del asesor en materia de seguridad,
Donald Gregg, "un ex oficial de la CIA, quien trabajó anteriormente
bajo la supervisión del propio Rodríguez".
Y el Times precisa: "Carriles se escapó de prisión en 1986 y
luego reapareció de agente y jefe en la operación de abastecimiento
de la Contra".
Tal es la justicia en el país donde cinco cubanos siguen
secuestrados por la administración Obama al haberse atrevido a
penetrar las filas de organizaciones asesinas, en las cuales
verdugos y matones entrenados por la inteligencia imperial siguen
conspirando, con la protección del aparato judicial, que pretende
combatir el terrorismo. |