A ocho años del golpe de Estado, Venezuela responde con más Revolución

Olga Díaz Ruiz

A casi una década del golpe de Estado, que por 48 horas instauró una fugaz dictadura fascista en Venezuela, Caracas era un bullir de atuendos rojos y efervescencia revolucionaria. La ciudad fue tomada por una multitud que, con banderas nacionales y carteles del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), recordó el lugar donde fueron masacrados los defensores del presidente bolivariano, Hugo Chávez, en aquella traicionera encerrona de la oposición.

El jefe de Estado de Venezuela, Hugo Chávez, en la edición de este domingo de su programa Aló Presidente

Para conmemorar fecha tan significativa, desde los jardines centrales del Palacio de Miraflores, el Comandante Chávez inició este domingo la transmisión de su programa semanal de radio y televisión, Aló Presidente.

Durante su alocución, recordó algunos momentos del aciago 11 de abril del 2002, cuando el imperialismo norteamericano, la España de José María Aznar y la oligarquía local, confabulados con los medios de prensa opositores, llevaron a cabo un golpe de Estado para arrebatar la democracia de las manos del pueblo y entregarla a intereses foráneos, haciendo gala una vez más de la agenda violenta a través de la que han pretendido obtener el poder en el país, y devolverlo a la fracasada IV República del Pacto de Punto Fijo.

"Hoy recordamos el inicio y la caída, dos días después, de la dictadura más breve de la historia. El 11 de abril siempre estará ahí para recordarnos cómo pretendió triunfar y fracasó la muerte", manifestó el estadista.

En este octavo aniversario Chávez rindió tributo a los hombres y mujeres de la Patria, que perdieron su vida en aquellos hechos: "Yo estoy consciente de que estoy vivo gracias al sacrificio de ellos", y llamó al pueblo venezolano a continuar luchando "por la esperanza de un futuro lleno de paz, con el socialismo revolucionario y bolivariano".

En su columna dominical Las lí-neas de Chávez, el presidente destacó que el golpe de abril constituye un punto de inflexión en la historia de la nación sudamericana, "que cobró conciencia de que ella misma es quien lucha y construye su propia historia".

Sin embargo, el camino sigue siendo escabroso para quienes desafían las voluntades imperialistas. Por eso Chávez no piensa en el descanso, sabe que "la batalla está cruda, que no ha terminado", porque aquellos que fueron derrotados por la acción popular y las tropas constitucionales, hoy intentan desesperadamente desestabilizar al país y persisten en el magnicidio.

El dignatario denunció en su columna que los sectores golpistas —compuestos por los partidos tradicionales de derecha, la jerarquía de la iglesia católica y la oligarquía, financiados por Estados Unidos— no constituyen sino "la quinta columna del imperio", a los que —está convencido— el bravo pueblo venezolano y sus "bizarros soldados" harán frente como ocho años atrás.

En esa ocasión, el intento por usurpar el Gobierno bolivariano fracasó ante un pueblo enardecido, que protagonizó en abril del 2002 una contundente contraofensiva para defender la institucionalidad de la nación, arrancada durante escasas horas por el régimen dictatorial de Pedro "El Breve" Carmona.

El golpe se perpetró luego de tres días de una huelga general convocada por la oposición venezolana —y que costó la vida de 19 personas e hirió a más de cien—, específicamente cuando desleales oficiales del Alto Mando militar desconocieron la autoridad del presidente constitucional, Hugo Chávez, ordenando su detención en la base aeronaval de La Orchila, a unos 160 kilómetros de Caracas, y su posterior separación del poder.

El autojuramentado mandatario y sus seguidores suprimieron todos los poderes del Estado instaurando un gobierno fascista.

Ante esta acción, la respuesta del movimiento popular venezolano no se hizo esperar y exigió el regreso del presidente genuinamente electo en los comicios de diciembre de 1998. A este reclamo, se unieron los oficiales leales constitucionalistas que apoyaron acciones de calle emprendidas por el pueblo en defensa de la democracia, las cuales permitieron el regreso de Chávez a su cargo dos días después.

En su popular espacio radiotelevisivo, el Presidente afirmó que se mejoró "la capacidad de neutralización de esos planes", y apuntó que "lo mejor para ustedes (la oposición) es aceptar que esta Revolución bolivariana, pacífica, democrática, llegó para quedarse".

Hoy, cuando estamos a unos pasos de conmemorar el Bicentenario de su Independencia, Venezuela recuerda el protagonismo del pueblo en la lucha por continuar el proceso de cambios sociales que significa la Revolución Bolivariana, y asume el reto de construir por este medio una nueva república socialista y una nueva democracia.

 

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