Con menos del 40 por ciento del promedio de lluvias previsto para
lo que va de año, la oriental provincia de Guantánamo sigue
afrontando una sequía meteorológica, susceptible de agudizarse de
persistir las bajas precipitaciones.
Rolando Baza, especialista del Centro Provincial de Meteorología,
afirmó que apenas 106 milímetros de lluvia reportados hasta hoy en
todo el territorio y el continuo descenso del nivel de las presas
pone en peligro el desarrollo de los cultivos, cuando aun restan 25
días para la llegada del período húmedo (mayo-octubre).
Según el parte más reciente del Puesto de Mando de la Dirección
Provincial de Recursos Hidráulicos, solo los municipios Maisí,
Niceto Pérez y San Antonio del Sur, rebasan el 60 por ciento del
acumulado histórico de lluvias, y el llenado de los embalses ha
descendido al 63,76 por ciento, informó la AIN.
Durante el Taller Provincial sobre Desastres, celebrado en
febrero pasado en esta ciudad, se informó que una de las
consecuencias del cambio climático en la región cubana más oriental
es la reducción del ciclo entre una sequía y otra.
La sequía es una situación anómala del clima con la cual la
disponibilidad de agua es insuficiente, para satisfacer las
distintas necesidades de la población, plantas y animales.
Antes de 1960, ese fenómeno natural e insidioso se manifestaba en
Guantánamo cada cinco o siete años, de esa etapa hasta 1990 el ciclo
descendió de tres a cinco años, y a partir de esa década casi todos
los años se ha reportado escasez de agua.
En opinión de expertos, el prolongado déficit de precipitaciones
es signo de una sequía meteorológica, "la peor de todas, ya que ella
origina la agrícola e hidrológica".
Estas dos últimas se manifiestan por la ausencia de humedad en el
suelo para satisfacer las necesidades mínimas de las plantas, y por
ausencia del agua superficial y subterránea, respectivamente.
La sequía agrícola sucede después de la meteorológica y antes de
la hidrológica, y suele ser el primer factor que afecta la
agricultura.
Aun está virtualmente seco el embalse Faustino Pérez, principal
suministrador de esta poblada urbe, sus habitantes siguen
abasteciéndose (aunque con limitaciones) mediante el trasvase de las
aguas de la presa Jaibo a la Clotilde, desde la cual se envía a la
planta potabilizadora, y de ahí a las redes de la ciudad.