Compañeras y compañeros:
El 5 de diciembre del 2004, durante la clausura del anterior
Congreso de la Unión de Jóvenes Comunistas, escuchamos con emoción a
nuestro Comandante en Jefe proclamar, y cito: "Cuando hacemos un
recuento de lo que han sido estos años heroicos, de intenso trabajo
y no pocos desafíos, tenemos que sentirnos orgullosos de nuestra
juventud, de sus valores, de su estirpe, de su temple". Fin de
la cita.
Para él, a quien dedicamos especialmente el desarrollo de este
Congreso, nuestra reafirmación de que esta idea, lejos de
convertirse en motivo de autocomplacencia, se erigió en enorme
compromiso de todo lo que la UJC tendría que seguir haciendo y
haciéndolo mejor, para nunca defraudar tan inmensa confianza en ella
depositada.
Hoy,
con el desarrollo de esta sesión plenaria, se cierra un importante
ciclo en el trabajo de la organización y se abre otro, igualmente
trascendental por sus retos y complejidades. Han transcurrido cinco
años de esfuerzos en los cuales las dinámicas enfrentadas resultaron
diversas y los resultados alcanzados muestran el sentido de
compromiso revolucionario que acompaña a la inmensa mayoría de los
jóvenes, pero también nos ha posibilitado identificar importantes
reservas que debemos aprovechar para superar deficiencias que
lastran nuestra labor como vanguardia.
Estar en esa avanzada de nuestra generación es un desafío
permanente a ser ejemplos y abarcar a los amplios sectores de la
juventud cubana, pues nuestro compromiso sigue siendo con todos,
sean o no militantes. Por tanto, la implicación de los niños,
adolescentes y jóvenes en el esfuerzo que el país precisa para
superar obstáculos y alcanzar nuevas metas, es una responsabilidad
que nos atañe a los militantes comunistas.
La etapa que evaluamos, marcada por un complejo escenario, donde
la crisis del sistema capitalista reafirma su fracaso como
alternativa para el desarrollo humano, ha estado signada por
numerosas tareas dadas a las nuevas generaciones de cubanos y en
especial a la UJC.
Cada misión fue asimilada y acogida concientemente, bajo el
precepto de responder con agilidad a las urgencias del país,
delineadas con claridad por la dirección de nuestro Partido
Comunista.
A tono con ese papel que debíamos asumir, los ejes de discusión
del Comité Nacional de la UJC entre uno y otro Congreso, estuvieron
centrados en: evaluar la participación activa de los jóvenes en la
defensa de la patria; el empleo juvenil; la recreación y la
utilización del tiempo libre, la atención a las organizaciones
estudiantiles; nuestro protagonismo en la seguridad del Estado y el
orden interior; el papel en la batalla económica; así como las
trascendentales decisiones adoptadas con respecto a la política de
cuadros y el acertado debate sobre nuestra responsabilidad en la
eficiencia del trabajo en el sector de la salud pública.
Durante el último periodo, a partir del reordenamiento
institucional que viene siguiendo el país, los programas y proyectos
que eran atendidos por nuestra organización, pasaron a ser dirigidos
y administrados por los organismos y ministerios afines a las
actividades que en ellos se desarrollan, decisión acertada que ha
permitido a la organización concentrar sus esfuerzos y recursos
humanos en la labor de intercambio y formación de niños y jóvenes.
Sin embargo, nuestro accionar habría podido ser mucho más
efectivo y su alcance aún mayor, si en el funcionamiento interno de
la organización se hubiera logrado una mayor disciplina de los
militantes y de la estabilidad y preparación de los cuadros que
dirigen a los diferentes niveles.
Un funcionamiento efectivo y real, sin reuniones formales,
rutinas y burocratismos, nos permitirá superar dificultades y
analizar los problemas que tiene la organización, elevando la
capacidad de convocatoria, el aporte y la eficiencia, tan necesaria
en los momentos actuales.
El proceso orgánico desarrollado desde la base ha demostrado la
necesidad de revolucionar ese funcionamiento, en aras de que ejerza
una mayor influencia en la formación político-ideológica de los
jóvenes cubanos; que debe encontrar sustento y fortaleza en el
trabajo con la historia, hacer de ella un verdadero escudo, lograr
que nuestros niños la conozcan y la admiren, que crezcan entendiendo
los fundamentos de la lucha que ha protagonizado nuestro pueblo a lo
largo de los siglos, para que de manera consciente sientan el
orgullo de ser revolucionarios cubanos y entiendan la
responsabilidad que tenemos, como generación, en la continuidad del
combate por la soberanía.
En este sentido es insuficiente el trabajo, ya que en ocasiones
no se le imprime el contenido y la naturalidad necesaria a estas
actividades y no siempre se tienen debidamente en cuenta a los
protagonistas de hazañas y proezas revolucionarias, que en muchos
casos viven entre nosotros y no aprovechamos suficientemente.
No debemos olvidar que en los duros años del periodo especial
afloraron manifestaciones de egoísmo e indisciplina social, con un
impacto negativo en valores que habíamos conquistado; no podemos
desconocer la existencia de un segmento de jóvenes, que aunque no
representen la mayoría de nuestra juventud, dañan con sus actitudes
y conductas los nobles propósitos de la obra revolucionaria, por lo
que tenemos el deber de atender y enfrentar enérgicamente
manifestaciones de doble moral, falta de combatividad ante lo mal
hecho, expectativas de vivir cómodamente sin trabajar acumulando
riquezas que nada tienen que ver con el sacrificio personal y
pretendiendo vivir de espaldas al pueblo.
Estas y otras conductas como la desobediencia de las leyes, la
apatía, el consumismo y la desmovilización, provocan deformaciones
causando la aparición de costumbres y hábitos, contrapuestos al
desarrollo de valores consustanciales al socialismo.
En estos momentos se ha producido un incremento en la escalada
subversiva de nuestros enemigos, dirigida principalmente a los
jóvenes, pretendiendo restablecer a un nivel mucho más elevado el
conocido "Carril II".
La subversión ideológica sigue teniendo como objetivo quebrar la
unidad del pueblo, sembrar la duda, modificar los patrones de
conducta de nuestra ideología, promover el individualismo y el
hipercriticismo hacia la obra de la Revolución. Por eso fortalecer
la unidad en torno al Partido seguirá siendo vital en el presente y
en el futuro.
Resulta evidente que al frente de estas cruciales tareas debemos
estar los cuadros, sobre cuya formación y desarrollo se profundizó
en el V Pleno del Comité Nacional, en febrero de 2007, a partir de
ese momento, por la importancia que entraña para el futuro un tema
tan vital, la UJC reformuló la estrategia que se venía siguiendo en
la captación, preparación, formación y promoción de la reserva de
cuadros profesionales, partiendo de que un requisito indispensable
para ser dirigente profesional en nuestra organización es el de
tener como mínimo cinco años de experiencia laboral vinculado a un
centro de la producción, la docencia o los servicios.
Desde el año 2008, momento en que se comenzó a aplicar esta
decisión, han sido promovidos un total de 1 281 compañeros al
trabajo profesional.
Como parte de los acuerdos adoptados en ese Pleno, los cuadros
profesionales sin trayectoria laboral y los dirigentes juveniles que
concluyeron su vida estudiantil, y que por sus méritos y condiciones
han sido identificados como cantera de futuros cuadros de la
Revolución, fueron vinculados a un centro de trabajo en labores
afines al perfil del que son graduados. Hasta la fecha hemos
vinculado 171 cuadros y 486 egresados universitarios, de ellos 128
lo hicieron en el 2007; 248 en el 2008 y 281 en el 2009.
El proceso de vinculación ha reafirmado el compromiso de nuestros
jóvenes con su organización y con la Revolución. Ha constituido una
vía eficaz para lograr la preparación integral que necesitan los
cuadros, ya que nada podrá sustituir en su formación la experiencia
laboral como soldado de filas junto al proletariado.
Sin embargo, este proceso no ha estado exento de deficiencias,
fundamentalmente en lo referido a la selección de los compañeros, la
falta de sistematicidad en la atención, sobre todo en el carácter
individual de la misma, de manera tal que nos permita evaluar con
objetividad los resultados que se van logrando en la formación y
preparación de los miembros de nuestra reserva durante la
vinculación laboral. Debemos trabajar rigurosamente por impedir que
se distorsionen los principios y objetivos que se persiguen con la
implementación de esta política.
Nuestros dirigentes a todos los niveles precisan de un arsenal
mayor de argumentos, perfeccionar y ampliar los métodos de trabajo,
desarrollar capacidades para transformar los problemas a los que se
enfrentan, asumir el rol de verdaderos conductores y protagonistas
del combate que la revolución libra en los momentos actuales; deben
actuar con la autoridad que emana del ejemplo personal, con modestia
y sin protagonismos estériles, para ganar prestigio ante las
estructuras de dirección del lugar donde actúan a partir de la
fidelidad demostrada a la Revolución y la coherencia permanente
entre lo que se dice y lo que se hace.
Por otra parte, fenómenos como las plazas vacantes; la
inestabilidad en las plantillas; la deficiente aplicación de la
política de sanciones; fallas en la preparación de nuestros cuadros
para su futura labor en el Partido o donde el país lo necesite;
procesos de crecimiento que obvian en ocasiones la calidad y en
otras no llegan a espacios donde el protagonismo juvenil es
evidente, requieren acciones coherentes y rápidas.
Es indispensable perfeccionar la planificación y los sistemas de
trabajo como instrumentos fundamentales. En este tema, aunque se han
dado pasos importantes, tenemos todavía dificultades que repercuten
en el cumplimiento de los objetivos y las tareas propuestas.
El Comité de Base tiene que ser el espacio de discusión por
excelencia, de manera tal que permita transformar los problemas,
tomar decisiones, esclarecer conceptos y formar una actitud
militante en los jóvenes mediante el cumplimiento de tareas.
Constituye una escuela, en la que el ejercicio de la crítica y la
autocrítica, unido a la combatividad y la ejemplaridad de sus
miembros, debe resultar una constante. El diálogo ha de ser abierto,
franco, en el que se expongan argumentos y se propongan soluciones.
Los jóvenes comunistas deben ser ejemplos en su actuación diaria,
por lo que nos corresponde garantizar la educación partidista de
todos los que ingresan.
La acumulación de problemas y desviaciones, por falta de
señalamientos y análisis profundos, provoca que en muchas ocasiones
la solución definitiva a los errores cometidos, sea la adopción de
una medida que implica su salida definitiva de la Organización.
Atendiendo a esta problemática, es necesaria la aplicación más
eficiente de las sanciones internas como instrumento para la
educación de nuestra militancia, y lograr una mejor correspondencia
entre las indisciplinas cometidas y los análisis que se realicen en
el seno de cada organización de base.
No se trata solamente de perfeccionar estos importantes aspectos
y funcionar hacia lo interno, es urgente que ocupemos cada espacio
en que se precise la presencia de un revolucionario. La movilización
y la participación de los jóvenes en las distintas convocatorias, la
actitud que asumen, la asistencia a las actividades políticas,
culturales y productivas, el comportamiento social y la disposición
de prepararse para las tareas de la defensa, no pueden ser sólo
consignas.
Tenemos que forjar en cada cubano de nuestra generación y de las
futuras, una elevada conciencia de productores, con profundo respeto
a las tradiciones de lucha y hazañas laborales de la clase obrera;
el esfuerzo constante por el perfeccionamiento y desarrollo de los
medios de producción y por el aumento de la productividad, la
práctica sistemática del ahorro y la observancia estricta en el
cumplimiento de la jornada y la disciplina laborales.
La prioridad es en primer término dignificar y reconocer el
trabajo como fuente insustituible de riquezas y único camino para
salir adelante; jugar un papel realmente protagónico en la
incorporación de los jóvenes a la producción de alimentos, la
sustitución de importaciones y el incremento de nuestros productos
exportables, convencidos de que hemos de vivir de lo que seamos
capaces de producir con nuestros propios esfuerzos.
A lo largo de estos años, hemos acudido a múltiples llamados y lo
seguiremos haciendo; nuestra juventud respondió ante las cuantiosas
pérdidas ocasionadas por el paso de los huracanes en el 2008.
Movilizaciones efectivas y apegadas al principio de la racionalidad,
abarcaron a miles de brazos jóvenes en la cosecha del café, campaña
tabacalera, la zafra azucarera, producción de alimentos y la
reforestación; así como, en las tareas de la construcción y de apoyo
al restablecimiento del proceso docente educativo.
La etapa que balanceamos sirvió además para reafirmar el proceso
político para la incorporación de nuestras jóvenes al Servicio
Militar Voluntario Femenino, resultado de las reflexiones realizadas
por el General de Ejército Raúl Castro Ruz, en los debates de la
Comisión de defensa del VIII Congreso.
En los últimos 5 años más de 2 600 mujeres se han incorporado a
esta honrosa misión en unidades de las FAR y el MININT.
Compañeras y compañeros, el 23 de julio del 2007 nuestro querido
Fidel confirmaba su certeza de que estaríamos dispuestos
permanentemente a no bajar la guardia, cuando en su respuesta al
mensaje de la juventud comunista, expresó y cito: Si los jóvenes
fallan, todo fallará. Es mi más profunda convicción que la juventud
cubana luchará por impedirlo. Creo en ustedes. Fin de la cita.
De nuestra juventud han emergido miles de valerosos combatientes
que al igual que nuestros Cinco Héroes, reflejan la entereza de una
generación que no entregará jamás sus banderas.
Como ha señalado el Presidente de los Consejos de Estado y de
Ministros, compañero Raúl, y cito: "Hay quien dice que en los
círculos de poder norteamericanos se esperará a la desaparición de
la generación histórica de la Revolución, una apuesta tenebrosa en
torno al llamado factor biológico o lo que es lo mismo, la muerte de
Fidel y de todos nosotros.
"Quienes así piensan están condenados al fracaso porque las
generaciones de patriotas revolucionarios que nos sucederán, en
primer lugar nuestra magnífica juventud, nunca se desarmarán
ideológicamente (¼ )". Fin de la cita.
Los tiempos actuales exigen más fidelidad, consagración al
trabajo y al estudio, firmeza y conciencia revolucionaria; sólo así
estaremos preparados para encarar resueltamente las agresiones del
Imperialismo y asumir la enorme responsabilidad de continuar
desarrollando el proceso revolucionario.
Como vanguardia de la juventud cubana, defenderemos la dignidad y
la libertad, convencidos de que el socialismo es la única
perspectiva de desarrollo, justicia social y democracia en una
patria independiente y soberana.
Asumimos el compromiso de hacer, de dignificar a los que trabajan
para el bien social, a los que producen y aportan, desde el lugar
que les corresponde, sin claudicar frente a las amenazas imperiales
y de los mercenarios que le hacen el juego.
Es nuestra responsabilidad emplear en la labor de la Organización
todas las vías y métodos para que cada joven revolucionario haga
suyo el principio de ¡Aquí no se rinde nadie! la convicción
de que mientras haya un hombre, un arma, una idea justa, ninguna
causa estará perdida y habrá resistencia y victoria con la
convicción de que cada uno de nosotros, en condiciones de
aislamiento o incomunicación en la guerra, será su propio Comandante
en Jefe y continuará combatiendo hasta las últimas consecuencias.
Mientras un cubano permanezca luchando la Revolución no podrá ser
derrotada.
A esa batalla estamos convocados. Demostremos una vez más, como
se ha probado invariablemente en la Historia de Cuba, que Sí se
puede. Los jóvenes cubanos no fallaremos.