Sin una economía sólida y dinámica, sin eliminar
gastos superfluos y el derroche, no se podrá avanzar en la elevación
del nivel de vida de la población
Discurso pronunciado por el General de Ejército Raúl Castro Ruz,
Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, y Segundo
Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, en la
clausura del IX Congreso de la Unión de Jóvenes Comunistas. La
Habana, 4 de abril de 2010, Año 52 de la Revolución
Compañeras y compañeros delegados e invitados:
Hemos tenido un buen Congreso, que realmente se inició en octubre
del pasado año con las reuniones abiertas en que participaron
cientos de miles de jóvenes, continuó con las asambleas de balance
de las organizaciones de base y de los comités municipales y
provinciales, en que fueron tomando forma los acuerdos adoptados en
estas sesiones finales.
Si
algo ha abundado en los poco más de cinco años transcurridos desde
que Fidel clausuró el VIII Congreso de la UJC, el 5 de diciembre de
2004, ha sido el trabajo y los desafíos.
Celebramos este Congreso en medio de una de las más feroces y
concertadas campañas mediáticas contra la Revolución Cubana en sus
50 años de existencia, tema al que necesariamente tendré que
referirme más adelante.
Aunque no pude asistir a las asambleas previas al Congreso, me he
mantenido informado de manera resumida de todas ellas. Conozco que
se ha hablado poco de logros para concentrarse en los problemas,
mirándose hacia adentro y sin emplear más tiempo del necesario en
valorar los factores externos. Es el estilo que debe caracterizar de
modo permanente el trabajo de la UJC, frente a aquellos que se
dedican a buscar la paja en el ojo ajeno en vez de emplear ese
esfuerzo en hacer lo que les corresponde.
Ha sido gratificante escuchar a muchos jóvenes dedicados a la
producción explicar con orgullo y palabras sencillas la labor que
realizan, sin apenas mencionar dificultades materiales y trabas
burocráticas que los afectan.
Muchas de las deficiencias analizadas no son nuevas, han
acompañado a la organización desde hace bastante tiempo, sobre ellas
los congresos anteriores adoptaron los acuerdos correspondientes y
sin embargo se reiteran en mayor o menor medida, lo cual es una
demostración de la insuficiente sistematicidad y rigor en el control
de su cumplimiento.
En este sentido es justo y necesario repetir algo en lo que los
compañeros Machado y Lazo, que presidieron numerosas asambleas, han
insistido: el Partido se siente igualmente responsable de cada
deficiencia del trabajo de la UJC, muy especialmente de los
problemas en la política de cuadros.
No debemos permitir que, una vez más, los documentos aprobados se
conviertan en letra muerta y se engaveten a modo de memorias. Deben
constituir la guía para la acción cotidiana a nivel del Buró
Nacional y de cada militante. Lo fundamental ya ha sido acordado por
ustedes, ahora lo que resta es trabajar.
Algunos son muy críticos al referirse a la juventud de hoy y se
olvidan que ellos también un día fueron jóvenes. Sería iluso
pretender que los pinos nuevos sean iguales a los de épocas pasadas,
un sabio proverbio reza: los hombres se parecen más a su tiempo que
a sus padres.
Los jóvenes cubanos han estado siempre dispuestos a afrontar los
retos, así lo demostraron en la recuperación de los daños causados
por los huracanes, el enfrentamiento a las provocaciones del enemigo
y las tareas de la defensa, podría mencionar muchos más.
La edad promedio de los delegados al Congreso es de 28 años,
todos crecieron por tanto en estos duros años de periodo especial y
han sido partícipes de los esfuerzos de nuestro pueblo para mantener
las conquistas principales del socialismo en medio de una situación
económica muy compleja.
Precisamente, por la importancia de que la vanguardia de la
juventud esté al tanto de nuestra realidad económica, la Comisión
del Buró Político, considerando la positiva experiencia del análisis
efectuado al respecto con los Diputados de la Asamblea Nacional,
aprobó brindar a las asambleas municipales de la UJC una información
que describe, con toda crudeza, la situación actual y las
perspectivas en esta materia, la cual recibieron más de 30 mil
jóvenes militantes, al igual que los principales dirigentes
partidistas, de las organizaciones de masas y los gobiernos a los
diferentes niveles.
El lema
que preside este Congreso es "Todo por la Revolución" y ello
significa, en primer lugar, fortalecer y consolidar la economía
nacional
La batalla económica constituye hoy, más que nunca, la tarea
principal y el centro del trabajo ideológico de los cuadros, porque
de ella depende la sostenibilidad y preservación de nuestro sistema
social.
Sin una economía sólida y dinámica, sin eliminar gastos
superfluos y el derroche, no se podrá avanzar en la elevación del
nivel de vida de la población, ni será posible mantener y mejorar
los elevados niveles alcanzados en la educación y la salud que
gratuitamente se garantizan a todos los ciudadanos.
Sin una agricultura fuerte y eficiente que podemos desarrollar
con los recursos de que disponemos, sin soñar con las grandes
asignaciones de otros tiempos, no podemos aspirar a sostener y
elevar la alimentación de la población, que tanto depende todavía de
importar productos que pueden cultivarse en Cuba.
Sin que las personas sientan la necesidad de trabajar para vivir,
amparadas en regulaciones estatales excesivamente paternalistas e
irracionales, jamás estimularemos el amor por el trabajo, ni
solucionaremos la falta crónica de constructores, obreros agrícolas
e industriales, maestros, policías y otros oficios indispensables
que poco a poco van desapareciendo.
Sin la conformación de un firme y sistemático rechazo social a
las ilegalidades y diversas manifestaciones de corrupción, seguirán
no pocos, enriquecidos a costa del sudor de la mayoría, diseminando
actitudes que atacan directamente a la esencia del socialismo.
Si mantenemos plantillas infladas en casi todos los ámbitos del
quehacer nacional y pagamos salarios sin vínculo con los resultados,
elevando la masa de dinero en circulación, no podemos esperar que
los precios detengan su ascenso constante, deteriorando la capacidad
adquisitiva del pueblo. Sabemos que sobran cientos de miles de
trabajadores en los sectores presupuestado y empresarial, algunos
analistas calculan que el exceso de plazas sobrepasa el millón de
personas y este es un asunto muy sensible que estamos en el deber de
enfrentar con firmeza y sentido político.
La Revolución no dejará a nadie desamparado, luchará por crear
las condiciones para que todos los cubanos tengan empleos dignos,
pero no se trata de que el Estado se encargue de ubicar a cada uno
tras varias ofertas laborales. Los primeros interesados en encontrar
un trabajo socialmente útil deben ser los propios ciudadanos.
En resumen, continuar gastando por encima de los ingresos
sencillamente equivale a comernos el futuro y poner en riesgo la
supervivencia misma de la Revolución.
Nos enfrentamos a realidades nada agradables, pero no cerramos
los ojos ante ellas. Estamos convencidos de que hay que romper
dogmas y asumimos con firmeza y confianza la actualización, ya en
marcha, de nuestro modelo económico, con el propósito de sentar las
bases de la irreversibilidad y el desarrollo del socialismo cubano,
que sabemos constituye la garantía de la independencia y soberanía
nacional.
No ignoro que algunos compañeros a veces se desesperan, deseando
cambios inmediatos en múltiples esferas. Naturalmente me refiero
ahora a aquellos que lo hacen sin la intención de prestarse al juego
del enemigo. Comprendemos esas inquietudes que por lo general se
originan en el desconocimiento de la magnitud de la tarea que
tenemos por delante, la profundidad y complejidad de las
interrelaciones entre los diferentes factores del funcionamiento de
la sociedad que deberán modificarse.
Los que piden avanzar más rápido, deben tener en cuenta el
rosario de asuntos que estamos estudiando, de los cuales solo les he
mencionado hoy algunos. Debemos evitar que por apresuramiento o
improvisación, tratando de solucionar un problema, causemos otro
mayor. En asuntos de envergadura estratégica para la vida de toda la
nación no podemos dejarnos conducir por emociones y actuar sin la
integralidad requerida. Esa es, como ya explicamos, la única razón
por la cual decidimos posponer unos meses más la celebración del
Congreso del Partido y la Conferencia Nacional que lo precederá.
Este es el mayor y más importante desafío que tenemos para
asegurar la continuidad de la obra construida en estos 50 años, que
nuestra juventud ha asumido con total responsabilidad y convicción.
El lema que preside este Congreso es "Todo por la Revolución" y ello
significa, en primer lugar, fortalecer y consolidar la economía
nacional.
Hoy más que nunca se requieren cuadros capaces de llevar a cabo
una labor ideológica efectiva.
La juventud cubana está llamada a tomar el relevo de la
generación fundadora de la Revolución y para conducir la gran fuerza
de las masas requiere de una vanguardia que convenza y movilice, a
partir de la autoridad que emana del ejemplo personal, encabezada
por dirigentes firmes, capaces y prestigiosos, líderes de verdad, no
improvisados, que hayan pasado por la insustituible forja de la
clase obrera, en cuyo seno se cultivan los valores más genuinos de
un revolucionario. La vida nos ha demostrado con elocuencia el
peligro de violar ese principio.
Fidel lo expresó claramente en la clausura del Segundo Congreso
de la UJC, el 4 de abril de 1972, cito:
"Nadie aprenderá a nadar sobre la tierra, y nadie caminará sobre
el mar. Al hombre lo hace su medio ambiente, al hombre lo hace su
propia vida, su propia actividad". Y concluyó:
"Aprenderemos a respetar lo que crea el trabajo, creando.
Enseñaremos a respetar esos bienes, enseñándolo a crear esos
bienes".
Esta idea, pronunciada hace 38 años y que seguramente fue
ovacionada en aquel congreso, es otra muestra evidente de los
asuntos que acordamos y que luego no cumplimos.
Hoy más que nunca se requieren cuadros capaces de llevar a cabo
una labor ideológica efectiva, que no puede ser diálogo de sordos ni
repetición mecánica de consignas; dirigentes que razonen con
argumentos sólidos, sin creerse dueños absolutos de la verdad; que
sepan escuchar, aunque no agrade lo que algunos digan; que valoren
con mente abierta los criterios de los demás, lo que no excluye
rebatir con fundamentos y energía aquellos que resulten
inaceptables.
Fomentar la discusión franca y no ver en la discrepancia un
problema, sino la fuente de las mejores soluciones. La unanimidad
absoluta generalmente es ficticia y por tanto dañina. La
contradicción, cuando no es antagónica como es nuestro caso, es
motor del desarrollo. Debemos suprimir, con toda intencionalidad,
cuanto alimente la simulación y el oportunismo. Aprender a colegiar
las opiniones, estimular la unidad y fortalecer la dirección
colectiva, son rasgos que deben caracterizar a los futuros
dirigentes de la Revolución.
Jóvenes con la actitud y capacidad necesarias para asumir tareas
de dirección existen a lo largo y ancho del país. El reto es
descubrirlos, prepararlos y asignarles paulatinamente mayores
responsabilidades. Las masas se encargarán de confirmar que la
selección fue correcta.
Apreciamos que continúa avanzándose en cuanto a la composición
étnica y de género. Es una dirección en la que no podemos
permitirnos retrocesos ni superficialidades y en la que la UJC debe
trabajar de manera permanente. De paso, recalco que es otro de los
acuerdos que adoptamos, en este caso hace 35 años en el Primer
Congreso del Partido, cuyo cumplimiento después dejamos a la
generación espontánea y no controlamos como correspondía, siendo
este además uno de los primeros pronunciamientos de Fidel en
reiteradas ocasiones, desde el triunfo de la Revolución.
La
celebración de este Congreso ha coincidido con una descomunal
campaña de descrédito contra Cuba
Como les decía al principio, la celebración de este Congreso ha
coincidido con una descomunal campaña de descrédito contra Cuba,
organizada, dirigida y financiada desde los centros del poder
imperial en Estados Unidos y Europa, enarbolando hipócritamente las
banderas de los derechos humanos.
Se ha manipulado con cinismo y desfachatez la muerte de un
sancionado a privación de libertad en 14 causas por delitos comunes,
devenido por obra y gracia de la mentira repetida y el afán de
recibir apoyo económico desde el exterior, en un "disidente
político", que fue incitado a mantener una huelga de hambre con
demandas absurdas.
A pesar de los esfuerzos de nuestros médicos falleció, lo que
también lamentamos en su momento y denunciamos a los únicos
beneficiarios de este hecho, los mismos que hoy estimulan a otro
individuo a continuar en actitud similar de chantaje inaceptable.
Este último, a pesar de tanta calumnia, no está en prisión, es una
persona en libertad que cumplió sanción por delitos comunes, en
específico por agredir y lesionar a una mujer, médico y directora de
un hospital, a la que además amenazó de muerte, y posteriormente a
una persona anciana de casi 70 años, a quien hubo que extirparle el
bazo. Al igual que en el caso anterior, se está haciendo lo posible
por salvarle la vida, pero si no modifica su actitud
autodestructiva, será responsable, junto a sus patrocinadores, del
desenlace que tampoco deseamos.
Repugna el doble rasero de quienes en Europa guardan cómplice
silencio frente a las torturas en la llamada guerra contra el
terrorismo, permitieron vuelos clandestinos de la CIA que
trasladaban prisioneros y hasta prestaron su territorio para la
creación de cárceles secretas.
Qué dirían si como ellos hubiéramos violado las normas éticas y
alimentáramos por la fuerza a estas personas, como se ha hecho
habitualmente, entre otros muchos centros de tortura, en la Base
Naval de Guantánamo. Por cierto, son los mismos que en sus propios
países, como muestra la televisión casi a diario, emplean a las
fuerzas policiales en cargas a caballo contra manifestantes,
apaleándolos y disparándoles gases lacrimógenos y hasta balas. ¿Qué
decir de los frecuentes maltratos y humillaciones a que someten a
los inmigrantes?
La gran prensa occidental no solo ataca a Cuba, también ha
estrenado una nueva modalidad de implacable terror mediático contra
los líderes políticos, intelectuales, artistas y otras
personalidades que en todo el planeta alzan su voz contra la falacia
y la hipocresía y simplemente evalúan los acontecimientos de manera
objetiva.
Mientras tanto, pareciera que a los abanderados de la cacareada
libertad de prensa se les ha olvidado que el bloqueo económico y
comercial contra Cuba y todos sus inhumanos efectos sobre nuestro
pueblo, conservan plena vigencia y se recrudecen; que la actual
administración de los Estados Unidos no ha cesado en lo más mínimo
el apoyo a la subversión; que la injusta, discriminatoria e
injerencista posición común de la Unión Europea, patrocinada en su
momento por el gobierno norteamericano y la extrema derecha
española, sigue en pie reclamando un cambio de régimen en nuestro
país, o lo que es lo mismo, la destrucción de la Revolución.
Más de medio siglo de combate permanente ha enseñado a nuestro
pueblo que la vacilación es sinónimo de derrota.
No cederemos jamás al chantaje, de ningún país o conjunto de
naciones por poderosas que sean, pase lo que pase. Tenemos derecho a
defendernos. Si pretenden acorralarnos, sepan que sabremos
parapetarnos, en primer lugar en la verdad y los principios. Una vez
más seremos firmes, serenos y pacientes ¡Sobran los ejemplos en
nuestra historia!
Así pelearon nuestros heroicos mambises en las guerras por la
independencia en el siglo XIX.
Así derrotamos la última ofensiva de diez mil soldados de la
tiranía fuertemente armados, enfrentados inicialmente por apenas 200
combatientes rebeldes que bajo el mando directo del Comandante en
Jefe Fidel Castro Ruz, durante 75 días, del 24 de mayo al 6 de
agosto de 1958, libraron más de 100 acciones combativas, incluidas
cuatro batallas en un pequeño territorio de entre 650 y 700
kilómetros cuadrados, es decir, un área menor que la que ocupa
Ciudad de La Habana. Esta gran Operación decidió el curso de la
guerra y poco más de cuatro meses después se produjo el triunfo de
la Revolución, lo que motivó al Comandante Ernesto Che Guevara a
escribir en su diario de campaña, cito: "El ejército batistiano
salió con su espina dorsal rota de esta postrera ofensiva sobre la
Sierra Maestra". Fin de la cita.
Tampoco nos amedrentó la flota yanki frente a las costas de Playa
Girón en 1961. En sus propias narices aniquilamos a su ejército
mercenario, en lo que constituyó la primera derrota de una aventura
militar de los Estados Unidos en este continente.
Así lo hicimos nuevamente en 1962 durante la Crisis de Octubre.
Ni un milímetro cedimos frente a las brutales amenazas de un enemigo
que nos apuntaba con sus armas nucleares y se disponía a invadir la
isla, ni siquiera lo hicimos tampoco cuando, negociadas a nuestras
espaldas las condiciones para solucionar la crisis, los dirigentes
de la Unión Soviética, el principal aliado en tan difícil coyuntura
y de cuyo apoyo dependía la suerte de la Revolución, de manera
respetuosa trataron de convencernos para que aceptáramos la
inspección en el suelo patrio de la retirada de su armamento nuclear
y les respondimos que en todo caso se haría a bordo de sus barcos en
aguas internacionales, pero nunca en Cuba.
Los
jóvenes revolucionarios cubanos comprenden perfectamente que para
preservar la Revolución y el Socialismo y continuar siendo dignos y
libres tienen por delante muchos años más de lucha y sacrificios
Estamos seguros de que circunstancias peores que aquellas
difícilmente puedan repetirse.
Ya en época más reciente, el pueblo cubano dio una muestra
imborrable de su capacidad de resistencia y confianza en sí mismo
cuando, como resultado de la desaparición del campo socialista y la
desintegración de la Unión Soviética, Cuba sufrió la caída de su
Producto Interno Bruto en un 35 por ciento, la reducción del
comercio exterior en el 85 por ciento, la pérdida de los mercados de
sus principales exportaciones, como el azúcar, níquel, cítricos y
otros, cuyos precios descendieron a la mitad, la desaparición de
créditos en condiciones favorables con la consiguiente interrupción
de numerosas inversiones vitales como la primera Central
electronuclear y la Refinería de Cienfuegos, el colapso del
transporte, las construcciones y la agricultura al suprimirse de
golpe el suministro de piezas de repuesto para la técnica, los
fertilizantes, piensos y las materias primas de las industrias,
provocando la paralización de cientos y cientos de fábricas y el
abrupto deterioro cuantitativo y cualitativo de la alimentación de
nuestro pueblo hasta niveles por debajo de la nutrición recomendada.
Todos sufrimos aquellos calurosos veranos de la primera mitad de la
década del 90 del siglo pasado con apagones superiores a las 12
horas diarias por falta de combustible para generar electricidad, y
mientras todo esto acontecía, decenas de agencias de prensa
occidentales, algunas de ellas sin disimular su regocijo,
despachaban corresponsales a Cuba con la intención de ser las
primeras en reportar la derrota definitiva de la Revolución.
En medio de esta dramática situación, nadie quedó abandonado a su
suerte y se evidenció la fuerza que emana de la unidad del pueblo
cuando se defienden ideas justas y una obra construida con tanto
sacrificio. Solo un régimen socialista, a pesar de sus deficiencias,
es capaz de superar gigantesca prueba.
No nos quitan por tanto el sueño las actuales escaramuzas de la
ofensiva de la reacción internacional, coordinada como siempre por
quienes no se resignan a comprender que este país jamás será
doblegado, por una vía u otra, antes prefiere desaparecer como lo
demostramos en 1962.
Hace solo 142 años, el 10 de octubre de 1868, dio inicio esta
Revolución, entonces se luchaba frente a un decadente colonialismo
europeo, siempre bajo el boicot del naciente imperialismo
norteamericano que no deseaba nuestra independencia, hasta que la
"fruta madura" cayera por "gravedad geográfica" en sus manos. Así
sucedió al cabo de más de 30 años de guerras y enormes sacrificios
del pueblo cubano.
Ahora los actores externos han intercambiado sus papeles. Desde
hace más de medio siglo nos agrede y asedia constantemente el ya
moderno y más poderoso imperio del planeta, auxiliándose del boicot
que entraña la ultrajante Posición Común, que se mantiene intacta
gracias a las presiones de algunos países y fuerzas políticas
reaccionarias de la Unión Europea con diversos condicionamientos
inaceptables.
Nos preguntamos ¿por qué? y consideramos que sencillamente,
porque en esencia los actores siguen siendo los mismos y no
renuncian a sus viejas aspiraciones de dominación.
Los jóvenes revolucionarios cubanos comprenden perfectamente que
para preservar la Revolución y el Socialismo y continuar siendo
dignos y libres tienen por delante muchos años más de lucha y
sacrificios.
Al propio tiempo, se ciernen sobre la humanidad colosales
desafíos y corresponde, en primer lugar, a los jóvenes enfrentarlos.
Se trata de defender la supervivencia misma de la especie humana,
amenazada como nunca antes por el cambio climático, que se acelera
por los patrones irracionales de producción y consumo que engendra
el capitalismo.
Hoy somos siete mil millones los habitantes del planeta. La mitad
de ellos son pobres, mil veinte millones pasan hambre. Cabe
preguntarse qué ocurrirá en el 2050, cuando la población mundial
ascienda a nueve mil millones y se hayan deteriorado aún más las
condiciones de existencia sobre la Tierra.
La farsa en que concluyó la última cumbre en la capital de
Dinamarca, en diciembre del pasado año, es una demostración de que
el capitalismo con sus ciegas leyes de mercado jamás resolverá este
ni otros muchos problemas. Solo la conciencia y la movilización de
los pueblos, la voluntad política de los gobiernos y el avance del
conocimiento científico y tecnológico podrán impedir la extinción
del hombre.
Para finalizar quiero referirme a que en abril del próximo año se
cumplirá medio siglo de la proclamación del carácter socialista de
la Revolución y de la aplastante victoria sobre la invasión
mercenaria en Playa Girón.
Celebraremos estos trascendentales acontecimientos en todos los
rincones del país, desde Baracoa donde pretendieron desembarcar un
batallón, hasta el extremo occidental de la nación y en la capital
realizaremos un gran desfile popular y una revista militar,
actividades todas en las que trabajadores, intelectuales y jóvenes
serán los principales protagonistas.
Dentro de pocos días, el Primero de Mayo, nuestro pueblo
revolucionario, a lo largo y ancho del país, en las calles y plazas
públicas que por derecho le pertenecen, dará otra contundente
respuesta a esta nueva escalada internacional de agresiones.
Cuba no teme a la mentira ni se arrodilla ante presiones,
condicionamientos o imposiciones, vengan de donde vengan, se
defiende con la verdad, que siempre, más temprano que tarde, termina
por imponerse.
Hace 48 años, un día como hoy, nació la Unión de Jóvenes
Comunistas. Aquel histórico 4 de abril de 1962 Fidel afirmó:
"Creer en los jóvenes es ver en ellos además de entusiasmo,
capacidad; además de energía, responsabilidad; además de juventud,
pureza, heroísmo, carácter, voluntad, amor a la patria ¡fe en la
patria!, ¡amor a la Revolución, fe en la Revolución, confianza en sí
mismos!, convicción profunda de que la juventud puede, de que la
juventud es capaz, convicción profunda de que sobre los hombros de
la juventud se pueden depositar grandes tareas", concluyó.
Así fue ayer, es hoy y seguirá siendo en el futuro.
Muchas gracias. |