Datos
estadísticos corroboran que este año el número de personas entre 60
y 65 años en Europa superará la cifra del grupo etario encargado de
reemplazar la fuerza laboral, reporta Prensa Latina.
Según Eurostat, el continente se acerca a un momento demográfico
histórico si tenemos en cuenta que el segmento poblacional
comprendido entre 15 y 20 años no resulta suficiente, para ocupar
los puestos de trabajo que van dejando las personas de la tercera
edad.
Ante esta situación, algunos analistas plantean que si las
economías de Europa quieren crecer, los ancianos deberán trabajar
más tiempo, una realidad que no muchos empresarios y personas en
edad de jubilación aceptan.
Un estudio realizado por Bernard Casey, analista de políticas
públicas del Instituto de Investigaciones del Empleo de la
Universidad de Warwick, muestra una falta de voluntad política para
persuadir a los directivos de las empresas a conservar a sus
empleados de mayor edad, quienes suelen ser más caros.
Pero lo peor radica en que este grupo envejecido podría paralizar
aún más las economías de sus países, si se tiene en cuenta el costo
de su atención médica.
"Vamos a tener graves problemas financieros con una sociedad
envejecida y reducida. Será muy difícil, probablemente imposible,
generar un crecimiento global", dijo Reiner Klingholz, director del
Instituto de Berlín para la Población y el Desarrollo.
Klingholz sostiene, además, que si Europa es capaz de enfrentar y
resolver su déficit demográfico, podría estar bien preparada para
capitalizar su experiencia.
El viejo continente es la región de más rápido envejecimiento del
mundo, por lo que según los economistas deberá adaptarse a esta
realidad si realmente desea evitar el deterioro de su sociedad y
conflictos generacionales en el futuro.
Un informe del gobierno británico, elaborado el 11 de septiembre
de 1953, sostuvo la necesidad de realizar cambios bastante radicales
en las actitudes arraigadas respecto al trabajador mayor y la
jubilación.
El incremento de la esperanza de vida como consecuencia de un
aspecto positivo del desarrollo y la baja natalidad, causada por la
participación de la mujer en la esfera económica y el encarecimiento
de la vida, son los elementos fundamentales que hoy inciden en el
envejecimiento en Europa.