La deserción de jóvenes talentos de países del Tercer Mundo hacia
los más desarrollados atenta contra el futuro desarrollo del
atletismo mundial.
La búsqueda de mejores condiciones de entrenamiento y mayor
desenvolvimiento económico son de las comodidades ofrecidas a los
atletas que prefieren dejar atrás la nación que les vio nacer como
deportistas para representar al mejor postor.
Este viernes el campeón olímpico de los 800 metros planos, el
keniano Wilfred Bungei, aseguró que si no se detiene la fuga de
atletas de su país hacia Qatar, Bahrein, Estados Unidos, Finlandia o
Francia las principales competencias estarán en riesgo de
convertirse en torneos nacionales de ese país africano.
"Pronto se podrán encontrar 12 kenianos en la final de los 3 000,
5 ó 10 000 metros en unos Juegos Olímpicos. Serán unos campeonatos
de Kenia, no unos Juegos Olímpicos, advirtió Bungei.
Y no es el atletismo el único ejemplo pues el tenis de mesa, el
levantamiento de pesas o el taekwondo, sobresalen igual en este
maléfico aspecto.
Es necesario poner freno a tal situación, pues las potencias se
benefician al acoger a estos prospectos para fortalecer los puntos
blandos de una u otra disciplina con bajos resultados.
Y, podrán disfrutar igual el éxito. Se sentirán a gusto
representado a otra bandera que no sea la de su patria natal; jamás.
Esto es un síntoma de que las cosas de modo general en el mundo
desarrollado no están bien.