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Médicos malienses comparten la suerte de los haitianos

El terremoto que devastó Puerto Príncipe el 12 de enero pasado trajo al país a médicos de muchas nacionalidades, entre ellos a varios malienses, quienes este sábado comparten la suerte de los haitianos en diferentes comunidades, reporta Prensa Latina.

Amadou Sidebé y Djigui Keita se graduaron hace unos años en la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM), ubicada en Cuba, y en aquel país realizaron su primera especialidad: Medicina General Integral, sin imaginar que muy pronto la vida les impondría otros retos.

Ambos creyeron que serían más útiles a su nación si se especializaban en otra rama de la medicina y mientras el fornido Sidebé se inclinaba por la oftalmología, Keita prefirió la reumatología.

Ambos llegaron a Haití un mes después del sismo que le costó al país más de 220 mil muertos, más de 300 mil heridos y un millón y medio de damnificados, y junto a varios colegas latinoamericanos se encontraron por primera vez con una situación de desastre.

El corpulento Sidebé cree que Haití ha sido una experiencia enorme como médico, porque le permitió poner en práctica todo lo que ha visto en su carrera, en situaciones de catástrofe, para la cual, advierte con humildad, no estaba preparado.

Aquí nos tropezamos con patologías que solo las vimos en Cuba en nuestros años de estudiantes en los libros, ni tampoco cuando hicimos la especialidad, pero estar aquí también nos mejoró desde el punto de vista humano, agrega Sidebé.

Para el futuro oftalmólogo maliense, muchos haitianos tienen serios problemas con la visión y nunca han ido a un médico, no tienen ideas de que su enfermedad tiene cura y eso da una idea de la pobreza en la cual viven estas personas.

Keita, quien es mucho más pequeño y también más vivaracho y locuaz, cree que Haití es un país donde se pueden encontrar la mayoría de las enfermedades tropicales. Un ejemplo claro del abandono en el cual viven muchas personas en el mundo, sobre todo en naciones países pobres y olvidadas.

Admite que muchas de las patologías que se encontró acá, solo las vio en sus años de estudiante en Cuba en los manuales de estudio, sin imaginar siquiera que muy pronto se tropezaría con ellas.

Keita agradece las posibilidades de formación que le dio la ELAM y no solo como profesional, sino también como persona, al permitirle convertirse en un hombre serio y maduro, capaz de tomar decisiones acertadas en cualquier momento.

Antes era muy inmaduro y los estudios en Cuba me ayudaron mucho, tanto en lo personal como en lo profesional y lo político, y cree que la experiencia de Haití lo ayudará mucho más.

Al futuro reumatólogo lo maravilla la humildad y la solidaridad de los haitianos y tiene la certeza que cuando le llegue el momento de abandonar este país, se llevará con él inolvidables recuerdos.

Ambos, aficionados al fútbol y hasta el béisbol, creen que hay mucho por hacer aún por el pueblo haitiano y solo lamentan que tengan que volver a Cuba, tal vez pronto, a continuar sus estudios.

 

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