Vísperas del Día Mundial de la Tuberculosis, este 24 de marzo,
Granma preguntó a un especialista en el tema, qué es lo esencial
que debemos saber con respecto a esta enfermedad. Dijo textualmente:
"Ante una tos persistente (por mas de dos semanas), con
expectoración a veces con sangre, unido a manifestaciones generales
como fiebre, falta de apetito, cansancio, pérdida de peso y
sudoración nocturna debemos acudir al médico sin demora".
Esa "gripe que no se me cura", como solemos decir, debe ser la
voz de alerta de que podemos padecer de tuberculosis, cuyos gérmenes
se liberan al aire cuando una persona con la afección habla, tose,
estornuda, canta, y los síntomas principales que origina son
respiratorios.
El doctor Antonio Marrero Figueroa, integrante del Grupo Nacional
de Enfermedades Respiratorias del Ministerio de Salud Pública,
indicó que las tasas que presenta Cuba, 6 por cada 100 000
habitantes, son "extremadamente bajas", atendiendo a los criterios
de la Organización Mundial de la Salud, que plantea que los países
que logren tasas por debajo de 25/100 000 se valoran como problema
sanitario de moderado a leve.
Sin embargo, la tuberculosis continúa siendo, a comienzos de esta
primera década del siglo XXI, una enfermedad infecciosa de gran
morbilidad (frecuencia) y mortalidad. La página electrónica
principal del Centro de Noticias ONU indica que esta enfermedad
curable contagia en América Latina y el Caribe a 40 personas cada
hora y provoca la muerte de una cada diez minutos, de acuerdo con
estudios de la Organización Panamericana de la Salud.
A nivel mundial, y no solo en nuestra región, el problema radica
en la falta de accesibilidad médica, que impide el diagnóstico y el
tratamiento oportunos.
La estrategia recomendada por la OMS para el control de esta
dolencia es conocida como tratamiento de observación directa (DOTS,
sus siglas en inglés), que en Cuba se aplica desde 1971, donde la
atención médica y los fármacos que se administran a estos pacientes
son gratuitos.
El 24 de marzo de 1882 el médico Roberto Koch, galardonado con el
Premio Nobel en 1905, dio a conocer el descubrimiento del agente
causal de la tuberculosis, para el que existen terapéuticas de gran
efectividad. Lo paradójico es que a 128 años del hallazgo de Koch,
como consecuencia de las injusticias sociales prevalecientes,
enferman y mueren hoy en el mundo más personas que antes del
descubrimiento del científico alemán.