SANTA CLARA.— "Arriba caserita que llegaron las Marianitas.
Compre la buena lechuga, el rábano, la acelga, el cilantro y la
espinaca, todo por un peso. Mire señora qué lindo este tomate..."
Ese y otros pregones vuelven a repetirse por calles y Consejos
Populares de esta ciudad, para orgullo de sus pobladores, quienes
buscan y encuentran en el organopónico Las Marianas, los vegetales y
las hortalizas que necesitan cada día con el fin de mejorar su
alimentación.
Atrincheradas sobre la tarima de un camión y enfundadas en su
traje de campaña, con su característico pañuelo en la cabeza, las
féminas de este organopónico salen a recorrer distintos puntos de la
urbe, llevando consigo una variedad de productos frescos que la
población agradece al ser de mayor calidad y tener mejores precios.
La recuperación experimentada por Las Marianas ha sido posible,
fundamentalmente, gracias a la vinculación del hombre al área,
decisión con la cual se sienten más dueños de las cámaras en que
laboran, expresa Cira Delia Granela, una de las jefas de finca,
quien ha tenido el privilegio de vivir todas las etapas del
establecimiento, desde aquella en que, por sus resultados, fueron
visitados por Fidel y Raúl, hasta los peores años en los cuales
estuvieron a punto de desaparecer por la carencia de fuerza de
trabajo.
Hubo varios intentos de reanimar el organopónico, pero la gente
venía y a los dos días se marchaba porque no había producción y el
salario devengado era muy poco, asegura Cira Delia.
Amado Alonso Dávila, director de la entidad, recuerda que hace
cuatro meses había solo 75 cámaras sembradas; en cambio, hoy tienen
475, y aspiran a tenerlas todas recuperadas el Primero de Mayo.
La solución comenzó a partir de utilizar un sistema de
arrendamiento, a través del cual se entregaron hasta 10 cámaras por
trabajador, aunque algunos han solicitado un número superior,
explica el directivo, quien agrega que la granja facilita las
semillas, el riego y otros insumos, además de asumir la
comercialización, mientras el obrero se concentra en producir.
Hoy el salario promedio por trabajador es de 750 pesos mensuales,
aunque la mayoría lo sobrepasa, llegando a ganar hasta 1 400 ó 1500,
estímulo que ha permitido acercarnos a las 40 toneladas de productos
al mes, muy cerca del récord que fue de 46, cuando Las Marianas
estaban en su mejor momento, añade el director.
Lechuga, rábano, zanahoria, apio, berenjena, tomate, cilantro,
remolacha, ajo porro, perejil y acelga, son algunos de los productos
que ocupan espacio en las cámaras del organopónico, atendidas por
125 trabajadores que laboran la tierra directamente, de los cuales
22 son mujeres, mientras solo 13 se dedican a otras tareas.
La vinculación del hombre al área no tiene por qué traer
contradicciones entre la dirección y el productor, asegura María
Cristina Rodríguez, una de las trabajadoras de la entidad. Existen
un plan de siembra y una rotación de los cultivos bien planificados
y discutidos con cada uno de nosotros; nuestra función es entregarle
al Estado la mayor cantidad de productos y con calidad, los precios
de compra fijados resultan muy buenos y al final todos ganamos: el
productor, el estado y el pueblo que recibe cada día hortalizas y
vegetales frescos.
Los precios de los productos vendidos por Las Marianas resultan
muy favorables para la población, al ser inferiores a los de los
mercados u otras entidades comercializadoras, que a veces imponen
montos abusivos. Así, por ejemplo, solo aquellos cuyo peso sobrepasa
la libra como la zanahoria, la remolacha y el tomate, son vendidos a
dos pesos, el resto nunca excede del peso, algo que el pueblo
agradece. Solo falta que, esta vez, la recuperación de Las Marianas
sea definitiva.