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Rememora médico cubano qué sintió cuando el terremoto a Haití

YAINERYS AVILA SANTOS

Cuando faltaban días para que el doctor José Ramón del Cristo Ramírez retornara a la ciudad de Sancti Spíritus tras dos años de intensas jornadas en Haití, el terremoto del 12 de enero devastó Puerto Príncipe, reporta la AIN.

"Mi primera impresión fue que estaban bombardeando la capital haitiana", rememora el galeno. "Yo había terminado una operación en el Hospital Sainte Catherine cuando comenzaron las fortísimas sacudidas."

"Fue algo impactante ver la ciudad destruida. De camino al Hospital Militar donde viven los cubanos, en la ciudad caribeña, el ambiente era caótico. Constantemente nos invadía el temor por las réplicas del sismo."

Sin tiempo para dormir, los médicos de la Isla que permanecían en Haití improvisaron hospitales de campaña, esterilizaron el instrumental quirúrgico y alivian, aún hoy, el sufrimiento de miles de familias.

"Lo primero que hicimos fue atender a quienes llegaban a la casa; a las tres de la madrugada, cuando el hospital de campaña comenzó a funcionar, en los alrededores no existía otro lugar para recibir a los aquejados", relata el galeno.

"En ese momento yo era el único cirujano en el lugar y junto a un ortopédico asumimos las intervenciones quirúrgicas, los traumas ortopédicos. Eran las 24 horas del día de guardia, y cuando podíamos, dormíamos en un colchón en el piso y al aire libre, por miedo a otros terremotos".

"Los gritos de un niño pidiendo auxilio o reclamando a sus familiares eran ensordecedores, siempre tratamos de darle prioridad, pero a veces era imposible salvarlos", recuerda.

Gracias a la cooperación de más de 600 médicos, enfermeras y demás personal de salud -cubanos y haitianos que cursan estudios en Cuba- las operaciones, consultas y campañas de vacunación para contener las posibles epidemias, continúan desarrollándose en Haití.

Ni aun ahora, en su casa en Cuba, el doctor Del Cristo olvida las imágenes de los niños haitianos, muchos de los cuales vio morir sin tiempo para darles tratamiento. Tampoco se aparta de su olfato el desagradable olor de los cadáveres.

Ya en esta ciudad de Sancti Spíritus, el doctor José Ramón del Cristo Ramírez, intenta despojarse de las imágenes, pero las huellas son mucho más fuertes.

 

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