El Centro Colector de la Agencia de Seguridad y Protección (AGESP) perteneciente al Ministerio del Transporte, empezó a funcionar el pasado 28 de enero, asimilando en principio las colecturías de dos depósitos de la empresa Metrobús: Alamar y Mulgoba.

A los 21 días de labor mostraba ya resultados positivos. Según estudios comparativos realizados en la terminal de Alamar, por ejemplo, ha habido un aumento en la recaudación, consistente en 933 pesos y 23 CUC como promedio diario. Muestra de que con mayor control y organización se pone freno a actuaciones o malos manejos que "coquetean" con la ilegalidad y la corrupción.

La idea de crear una entidad que centralizara en un único lugar y garantizara la seguridad de la transportación y el conteo del dinero recaudado por los ómnibus capitalinos, surgió en el año 2008, explicó a Granma Miguel Mendoza Calderín, director del Territorio de Servicios técnicos, traslado de valores y colecturías.

En abril de ese año, tras la entrada al país de nuevos ómnibus, la AGESP asumió la tarea de atender las colecturías existentes en las terminales. De ellas, hoy presta servicios a 11: cinco de Metrobús y seis de Ómnibus Urbanos.

Lo que dos años atrás era un proyecto, hoy es algo tangible: el Centro Colector, ubicado en el capitalino municipio de Diez de Octubre, lleva algo más de un mes funcionando. Por el momento asume solo los centros colectores de Alamar y Mulgoba, pero el objetivo, apuntó Mendoza, es asimilar paulatinamente, en el transcurso de este año, las restantes 18 colecturías pertenecientes a la Dirección Provincial de Transporte de Ciudad de La Habana.

En las terminales solo se mantendrán las operaciones de recolección de las bolsas de las alcancías y su depósito en un cuarto de seguridad. Diariamente estas serán transportadas hasta el Centro por la agencia de Traslado de Valores de la AGESP.

Billetes a un lado, monedas al otro. Con destreza los dedos manipulan el dinero esparcido sobre una mesa especialmente diseñada para el conteo. A un lado, yace vacía la bolsa de la alcancía recogida de un ómnibus. Pronto su contenido, ya diferenciado y traducido en números en una tarjeta, es depositado en una bóveda, de la que finalmente saldrá rumbo al banco.

En cada mesa se realiza el conteo de una línea de ómnibus. La labor es seguida por cámaras móviles y fijas de alta resolución.

Cada operación es visible desde cualquier punto del amplio salón, y más allá de sus predios. Numerosas cámaras que integran un sistema de circuito cerrado de televisión (CCTV), muestran en tiempo real lo que acontece en el Centro Colector.

Con la vista fija en ella, encontramos a Paula Arbola Valdés, operadora del sistema de CCTV. "Observo cada operación, y si detecto alguna incidencia la notifico de inmediato", acotó.

Y es que el centro está dotado de un sistema de video-vigilancia diseñado para realizar un monitoreo de todas sus áreas durante las 24 horas del día, dejando evidencia de lo que suceda, informó Owen Veranes Ferrer, director de la Agencia de Medios Técnicos.

Se trata, apuntó, de un sistema digitalizado conformado por la combinación de más de 40 cámaras móviles y fijas de alta resolución, las que continúan grabando aun cuando varía la iluminación, como puede suceder ante la falta de fluido eléctrico. Estas trabajan con un software que les permite grabar solo cuando detectan movimiento; de este modo no consumen energía eléctrica innecesariamente.

Un saco lleno de billetes picados en menos de un mes. Muestra de indolencia e indisciplina de determinados pasajeros.

Entre las ventajas del sistema empleado, Owen mencionó la posibilidad de responder con inmediatez ante cualquier incidencia, pues se observa y graba en tiempo real. La respuesta, entonces, no se hace esperar, lo que constituye una herramienta eficaz para enfrentar conductas delictivas y, fundamentalmente, prevenirlas.

"En una colecturía central los mecanismos de control se dirigen hacia un solo punto, y de esta manera es mucho más fácil hacer sistemas de contra chequeo, prestaciones de servicios, controles cruzados; y de existir problemas de depósitos en el banco, es más fácil depurarlos porque el origen es el centro colector y el destino la sucursal bancaria", subrayó.

"Dentro de la inversión entra la reducción de gastos. Actualmente para contar una Terminal utilizamos por cada colecturía 25 compañeros. Cuando el centro asume esa entidad viene con el 50% del personal, no requiere más.

"Otro aspecto a tener en cuenta es que en las colecturías trabajan 24 horas; en el Centro Colector, 12. Es decir, podemos hacer lo mismo con la mitad del personal y del horario".

"Existe la figura del Veedor, aquel designado por la Terminal para ejercer el contra chequeo en relación con los servicios prestados por la AGESP. Hemos hecho las coordinaciones con las terminales para que visiten el Centro Colector y observen el desarrollo de nuestro trabajo.

"Y si un chofer quiere reclamar, tenemos todo grabado en CCTV desde la llegada de la bolsa y su apertura hasta el conteo; operaciones que quedan registradas en computadoras a partir de un programa que no permite transferir datos de un conteo a otro.

"Otra de las ventajas es que al contar la bolsa, el contador desconoce a quién pertenece, por tanto no existe la posibilidad de querer beneficiar o perjudicar a ese conductor".

Magalys Hernández lleva 22 años trabajando como custodia bancaria (contadora). Cuando la colecturía de la terminal de Alamar pasó al Centro Colector, fue elegida para continuar allí su labor. Sobre su mesa no solo vemos billetes y monedas. "La gente echa cualquier cosa: chapillas, piezas de apertura de las latas de refresco y cerveza, monedas extranjeras, muchos pesos partidos", aseguró.

Así lo corroboró Arnaldo Bonet Miranda, director de la Agencia del Centro Colector, al mostrar estadísticas de lo recaudado en la terminal de Alamar durante los primeros 21 días de funcionamiento de la entidad. "Contabilizamos 487 objetos extraños, 1 735 monedas extranjeras, 4 434 deterioradas, 2 632 billetes partidos y monedas fraccionarias de CUC. Eso es una indisciplina social. Pierde la empresa, pierde la economía y pierde el chofer, pues cobra por lo que recauda".

En su opinión abrir el Centro Colector "es una experiencia positiva"; afirmación que tiene como base, esencialmente, el aumento de la recaudación.