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Sin embargo, esa realidad ha empezado a cambiar tras la decisión
de enviarlas a los centros de ceba estabulada, donde se les
suministra caña, kingras y un suplemento alimenticio, con el
objetivo de que cada animal aumente por lo menos 100 kilogramos.
"El propósito es que luego de pasar entre 90 y 120 días en uno de
esos establecimientos, todas alcancen los 400 kilogramos", explica
Filiberto.
Los resultados preliminares confirman tales aspiraciones. Según
el funcionario, en un estudio realizado al primer grupo, arrojó que
al cabo de las dos semanas promediaron una ganancia de 1.5
kilogramos diarios, y a partir de las 40 jornadas, el incremento
seguía oscilando entre 1 y 1.1 kilogramos.
Pero los beneficios no solo se expresan en unidades de medida del
peso. También en términos financieros, el salto es notable.
Ello está dado porque con el aumento de la masa corporal, la
mayoría de los animales alcanza la primera categoría, cuyo valor, al
momento de vender al matadero, se incrementa más de tres veces.
"A los 17 días de recibir el primer lote de 17 vacas, los
muestreos indicaron una ganancia de 8 000 pesos. Con ese antecedente
pensamos obtener utilidades de al menos 40 000 pesos al concluir
cada ciclo de 20 animales", estima Juan Antonio Fuentes, jefe de
producción de la granja Oeste, por donde se inició esta práctica en
Pinar del Río.
Allí, motivados por un atractivo sistema salarial, dos hombres se
bastan para atender 50 reses.
"Todos los meses debemos incorporar alrededor de 20 que causen
baja de la producción por envejecimiento. Por tanto, con el
reemplazo garantizado, no hay ninguna dificultad para continuar esta
gestión", comenta Juan Antonio.
Entusiasmados con la experiencia, los trabajadores de la empresa
agropecuaria de Bahía Honda auguran solvencia económica y toneladas
de carne mediante la ceba de vacas.
"Al principio la gente decía que era una locura, pero le hemos
puesto empeño y ya se ven los resultados", expresa su director.
"Aquí jamás se volverá a sacrificar una res baja de peso".
La decisión es sabia. Si en los próximos ciclos se logran
mantener los indicadores registrados en un primer lote —que ya se
apresta para ser enviado al matadero— la generalización de esta
iniciativa implicaría un crecimiento apreciable de la producción a
partir de la misma masa animal, haciendo una valiosa contribución a
la ganadería cubana, actividad severamente golpeada por el periodo
especial y que hoy se esfuerza por resucitar el tiempo de las vacas
gordas.
Según los especialistas, a pesar de tratarse de animales con bajo
peso, dedicados durante varios años a la reproducción, la conversión
de pastos en carne sigue siendo rentable.
Por tanto, se espera que la extensión de la ceba de vacas permita
disponer de un importante volumen de carne que hasta ahora se
desaprovechaba, debido a la costumbre generalizada de enviar los
animales al matadero en cuanto terminaban su vida útil como
reproductoras.