El politólogo argentino Atilio Borón incluyó el magnicidio entre
las alternativas previstas por Estados Unidos para acabar con el
Gobierno de Hugo Chávez en Venezuela, como parte de un plan
estratégico para reapoderarse de Sudamérica.
Estos proyectos son para 2010, dijo al alertar acerca de la
inmediatez de estas intenciones llevadas adelante por la
Administración de Barack Obama, a fin de derrotar el proyecto
bolivariano y por tanto debilitar a otros progresistas en la región.
En un panel realizado hoy en el XII Encuentro Internacional sobre
Globalización y Problemas del Desarrollo, Borón denunció que la
eliminación física de Chávez no ha sido abandonada, por la vía de un
atentado o por "una muerte accidental", ironizó.
Lo que el imperialismo yanqui valora es la reacción popular en
Venezuela y otras partes de Latinoamérica y el Caribe a una acción
de este tipo, y también la de las fuerzas armadas del país
sudamericano.
El estudioso, quien asiste al foro en nombre del Programa
Latinoamericano de Educación a Distancia, mencionó como otra
alternativa contra el mandatario venezolano lograr su derrota en las
elecciones al Parlamento el 26 de septiembre venidero, para lograr
una mayoría de enemigos del Presidente y por cualquier razón
declararlo incapaz para gobernar.
Agregó que Estados Unidos promociona obstáculos consecutivos para
el que Partido Socialista Unido de Venezuela y sus aliados no ganen
esos comicios.
El mexicano John Saxe, quien acompañó a Borón en el panel, dijo
que la propaganda mediática reaccionaria insiste en personalizar a
Chávez como el principal enemigo de Estados Unidos.
Una tercera alternativa sería, según el analista argentino, crear
conflictos con Colombia (país que denominó como "portaaviones
terrestre" de Estados Unidos en la región) en la frontera común, que
dieran pretexto para intensificar las acciones bélicas con la
intervención de tropas yanquis desde bases creadas recientemente en
suelo colombiano y de otras cercanas.
Estos planes estarían integrados a una estrategia
desestabilizadora del imperialismo yanqui en América Latina y el
Caribe para mantener el control de importantes riquezas, como
petróleo, agua y biodiversidad, señaló.
El cubano Luis Suárez, del Instituto de Relaciones
Internacionales e integrante también del panel, valoró que esos
proyectos imperiales buscan derrotar o contener los procesos
progresistas de cambio de los últimos 50 años en la región,
particularmente en Cuba, Venezuela, Bolivia y Ecuador.