Concierto inolvidable el que acaba de ofrecer la cantante cubana
Omara Portuondo en el teatro Metropolitan, junto a cinco músicos
también ovacionados por su virtuosismo, reporta Prensa Latina.
Con 60 años de carrera artística, la Novia del filin conserva una
voz firme y melodiosa, sorprendente por sus registros altos
sostenidos después de seis intensas décadas en el mundo del
espectáculo; nadie sabe de dónde le nace tanta energía.
Anoche el público la acompañó a ritmo de palmadas y a todo cantar
cuando ella lo pidió; compartieron varias de las canciones,
incluidas en la más reciente producción discográfica de la artista,
Gracias, que le concedió un premio Grammy Latino.
Swami Jr. (guitarra de siete cuerdas y director musical), Harold
López Unza (piano), Felipe Cabrera (contrabajo), Andrés Coayo
(percusión) y Rodney Barreto (batería), conquistaron la admiración
del auditorio, que los disfrutó junto a Omara y luego en solitario.
Una intérprete mexicana, Regina Orozco, subió al escenario como
invitada; no en balde la premiada con el Grammy por Mejor Álbum
Tropical Contemporáneo presentó a Orozco como encantadora dama de
voz hermosa, a quien respeto y admiro muchísimo .
Horas antes de la función, Omara contó a Prensa Latina sobre el
significado de Gracias, que presenta en México con dos conciertos.
El segundo será el próximo sábado en León, Guanajuato, para luego
regresar a Cuba e iniciar casi de inmediato una gira por Estados
Unidos.
Grabado en La Habana, con la participación de Avishai Cohen,
Trilok Gurtu, Chico Buarque y Chucho Valdés, entre otros
prestigiosos músicos, el álbum fue producido por el brasileño Ale
Siquiera.
Trata de ser, explicó Omara, un recorrido por mi vida artística y
emotiva; interpreto una canción de cuna, Drume negrita, que me
cantaban mis madres cuando era chiquita y años más tarde canté para
mi hijo y luego a mi nieta.
Agrupo recuerdos del filin en los años 40, el cariño por amigos
queridos que ya no están en vida, disfruto la poesía de compositores
cubanos, del brasileño Chico Buarque, apreció esta mujer sencilla,
incapaz de presumir por sus dones.
Dos horas duró la función, a la salida del teatro muchos
entablaron tertulias sobre el acontecimiento; Virgina Retana, una
instructora de la Universidad Nacional Autónoma de México me explica
su por qué: Ella tiene una voz que te hace sentir muchas emociones .