Las excesivas e injustificadas demoras en el proceso de
reparación que se realiza en el muelle del puerto de Boquerón
implican, además, una violación a lo previamente pactado en los
contratos, lo cual trae consigo una extensa cadena de insuficiencias
y limitaciones, no solo para los constructores de la Unidad
Empresarial de base División Santiago de Cuba —quienes ejecutan la
obra— sino también para los trabajadores del puerto, imposibilitados
hasta la fecha de utilizar el muelle.
A
pesar del apoyo de la Empresa de la Construcción Integral Seis, de
Guantánamo, en medios de izaje y otros recursos y tareas, el atraso
en la reparación del espigón es secular.
La rehabilitación del espigón se inició el 31 de octubre del
2008. Seis meses después, según lo contratado con el inversionista
(Empresa de Servicios Portuarios del Oriente), debió concluirse la
primera parte consistente en seis piñas de atraque y una de giro
para evitar el impacto directo contra el muelle por las
embarcaciones.
Transcurrido ese periodo debían acometerse las restantes tareas:
restauración de la subestructura (pilotes y vigas) y la construcción
de una nueva losa de rodamiento, refiere Juan Bautista Alcántara de
la Cruz, director del puerto.
Asegura que aún hoy, a un año y casi tres meses de iniciarse las
labores, solo se han concluido cuatro piñas, las cuales, además,
presentaron problemas de calidad en su terminación, al no estar
debidamente alineadas.
Como consecuencia del atraso acumulado, en febrero del 2009 se
reprogramó la obra y se dispuso del debido financiamiento, pero ni
aún así los constructores han cumplido. Los ejecutores del espigón
llevan unos 70 días prácticamente paralizados.
"Más allá de las limitaciones de recursos, tales como la carencia
ahora de algunos tipos de acero demandados para la reparación, ha
primado la desorganización en las labores y el desconocimiento de la
actividad a realizar. Una de las principales causas de ello radica
en la falta de fuerza técnica capacitada a pie de obra, aspectos en
los cuales actualmente se trabaja para remediarlos, asegura Juan
Bautista.
"Desde mi punto de vista, también han faltado seriedad y
prioridad en la restauración del espigón", sentencia Alcántara de la
Cruz, quien informa que en agosto del 2009 los inversionistas
demandaron a la entidad constructora ante la Sala de lo Económico
del Tribunal Provincial de Guantánamo por daños, al no ejecutar a
tiempo los trabajos contratados; esta reclamación todavía está en
proceso, explicó.
Las operaciones en el puerto de Boquerón están paralizadas desde
septiembre del 2006. A partir de entonces, 72 de sus 93 trabajadores
—los directos en la producción—, son protegidos por el Estado con el
cobro de su salario básico, no obstante lo que representa erogar
dinero sin respaldo productivo.
Los braceros, sin embargo, a diario indagan por la marcha de las
reparaciones. Lo hacen por su tradición laboral y por el hecho de
que, mientras estén sin trabajar, ven considerablemente limitados
sus ingresos.
La visita de Granma al espigón coincidió con la efectuada
por Hirán Correa Vaillant, jefe de la Unidad Empresarial de Base
División Santiago de Cuba, y por Ernesto Trutié Rodríguez,
subdelegado de desarrollo de la Empresa de Obras Marítimas. Ambos
directivos admitieron los grandes atrasos en la ejecución de la
obra, provocados por problemas organizativos y necesidades de
algunos recursos, como los aceros de 3/8, 3/4 y una pulgada. Entre
las medidas para agilizar la reparación destacaron la ubicación, a
pie de obra, de un experimentado ejecutor y el chequeo sistemático
de las labores.
Aquí se confirma, una vez más, el daño que provoca cuando se deja
de la mano la revisión de los proyectos e inversiones así como el
chequeo sistemático de los contratos. Urge poner fin al desorden;
solo así lograremos llevar a cabo procesos constructivos
verdaderamente eficientes para que ejecuciones como la
rehabilitación del muelle del Puerto de Boquerón, tengan una
verdadera fecha de entrega, de acuerdo a los compromisos previamente
pactados.