La Dirección de Servicios Informativos abarca la Sala de Lectura; 
			la Biblioteca Hemeroteca, con 14 000 títulos de libros y 702 
			publicaciones periódicas; la Fototeca, con más de 66 000 
			fotografías, centenares de grabados y caricaturas; y una Mapoteca, 
			con 23 000 mapas y planos.
			También conservan registros de derechos musicales, de propiedad 
			intelectual, y fondos como los de la Casa de Beneficencia, del 
			Ejército Libertador, Lista de Pasajeros, Registro Mercantil y 
			Protocolos Notariales, e incluso, información genealógica útil para 
			el trámite de herencias, de los cuales se expiden certificaciones en 
			el área de atención a la población.
			Las Escribanías del siglo XVI, escritas en letra paleográfica 
			(castellano antiguo), y que contemplan desde la venta de un esclavo 
			hasta la descripción de una casa, aparecen entre los documentos más 
			importantes restaurados en el laboratorio de la institución.
			Como explica la Máster en Ciencias Marta Ferriol, directora 
			general de la institución, el ANRC es miembro de la Asociación 
			Latinoamericana de Archivos y mantiene relaciones de intercambio y 
			colaboración con instituciones similares de Vietnam, República 
			Dominicana, Colombia, Argentina, Venezuela y los países que integran 
			el ALBA. Tambien forma parte del Sistema Nacional de Archivos, 
			concebido para lograr una mayor eficacia en la gestión y 
			preservación del patrimonio documental de la nación.
			El Archivo Nacional cuenta con un colectivo de probada 
			experiencia: 20 de sus especialistas laboran en la institución desde 
			hace más de un cuarto de siglo. Una de ellos es Inés Baró quien 
			lleva más de 30 años "curando" documentos: "Esta labor se parece a 
			la de un médico. Cuando los documentos llegan a nuestras manos, les 
			hacemos los exámenes de laboratorio para determinar y conocer la 
			causa de la alteración. Luego aplicamos el tratamiento 
			correspondiente, basado en principios científico técnicos y en la 
			habilidad artesanal del personal implicado". 
			Por fortuna, el relevo está garantizado: Más de 500 jóvenes se 
			preparan actualmente en el país como técnicos en Gestión Documental, 
			especialidad que desde hace seis años forma a los interesados en la 
			actividad archivística y conservación preventiva.
			Mónica Alonso, una de las jóvenes de reciente ingreso y graduada 
			en esa disciplina, asegura que cuando comenzó la carrera no sabía 
			nada de restauración; ahora le fascina su labor. "Me siento útil 
			dando vida a los documentos".
			He aquí la esencia de la maravillosa labor de nuestros archiveros 
			para que las actuales y futuras generaciones puedan beber del 
			conocimiento atesorado a través de los siglos.