Patriotismo ha habido y hay mucho, en esta Isla y en la emigración

Ricardo Alarcón, presidente del Parlamento clausuró el Encuentro de Cubanos Residentes en el Exterior, Contra el Bloqueo y en Defensa de la Soberanía Nacional

Foto: Jorge Luis GonzálezRicardo Alarcón, presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, al clausurar este viernes el Encuentro de Cubanos Residentes en el Exterior, Contra el Bloqueo y en Defensa de la Soberanía Nacional, comenzó evocando a Carlos Muñiz Varela y a Eulalio Negrín, mártires que aún claman por justicia.

Sus asesinos nunca fueron castigados y han disfrutado de la protección de sucesivos gobiernos de Estados Unidos, durante más de treinta años, dijo el también miembro del Buró Político del Partido Comunista de Cuba ante los 300 delegados de 44 países, que durante estos días sesionaron en el Palacio de las Convenciones de la capital cubana.

Manifestó que por salvar vidas y tratar de evitar fechorías terroristas, guardan, sin embargo, injusta y cruel prisión Gerardo Hernández Nordelo, Ramón Labañino Salazar, Antonio Guerrero Rodríguez, Fernando González Llort y Rene González Sehwerert.

Puntualizó que el presidente Obama puede liberarlos y tiene la obligación moral de hacerlo, inmediatamente y sin condiciones, algo que le reclaman desde todos los rincones del planeta. También está obligado a poner fin, de una vez y por todas, a la impunidad que sus antecesores dieron y él hasta ahora extiende, a Luis Posada Carriles, Orlando Bosch y al resto de la mafia terrorista que tanto dolor y sufrimiento han causado a nuestro pueblo y a otros, incluyendo el norteamericano.

El dirigente del Legislativo de la Isla dijo que liberar a los héroes y encerrar a los criminales son pasos absolutamente necesarios para quien intenta aparecer como iniciador de un "nuevo comienzo" en las relaciones con Cuba. La retórica y los buenos modales no bastan para ocultar los hechos que prueban que poco ha cambiado el Imperio en el último año.

Ustedes saben que la guerra económica que se le hace a la Patria y a todos los que habitan este archipiélago se mantiene exactamente igual que en el pasado, afirmó.

No olvidemos, agregó, lo que reconocieron hace medio siglo y consta en documentos oficiales ya desclasificados. El propósito de esa guerra económica era castigar al pueblo cubano por apoyar a Fidel Castro, causándole "hambre y sufrimientos", lo que constituye el reconocimiento explícito del carácter criminal de esa política. El genocidio más prolongado de la historia.

Recordó que contra Cuba el Imperio ha usado sobre todo el engaño y la falsificación de la realidad. Así ha sido desde la independencia de las Trece Colonias a lo largo de más de dos siglos en los que los gobernantes norteamericanos, de cualquier partido o facción, se han negado a reconocer que Cuba es una nación independiente, no es una posesión norteamericana y jamás lo será.

Añadió que antes que brotase en el campo de batalla la nación cubana Washington fomentaba y organizaba un fuerte movimiento por la anexión de la Isla.

Dijo que los anexionistas conspiraron contra el Padre de la Patria y urdieron su vergonzosa e injusta deposición, que condujo a la terrible derrota del Zanjón.

Recalcó que la nación cubana se forjó en una brega que unía indisolublemente la independencia política y la emancipación social.

Significó que el proyecto de incorporar a Cuba a los Estados Unidos, promovido desde Washington, antecede al surgimiento de nuestro movimiento patriótico y llegó a ser la corriente política predominante de la oligarquía azucarera esclavista. El anexionismo no es un fenómeno reciente ni coyuntural. Viene de un pasado ya distante y nos ha acompañado a lo largo de la historia. Siempre ha sido alentado desde el Norte desde los tiempos de Jefferson.

El Presidente del Parlamento recalcó que no es la emigración cubana un fenómeno reciente ni mucho menos una consecuencia del triunfo revolucionario de 1959 como se empeñan en repetir con barata ligereza los falsificadores de la historia.

Explicó que los datos son tercamente irrefutables. A lo largo del siglo XIX se fueron estableciendo comunidades cubanas en Estados Unidos y en territorios de la cuenca del Caribe, que crecieron al ritmo que avanzaba la crisis del régimen colonial. Un botón de muestra: entre febrero y septiembre de 1869, en apenas ocho meses, sólo por el puerto de la Habana, salieron hacia Norteamérica más de cien mil cubanos, que fue por mucho el mayor éxodo masivo de nuestra historia del que nunca se habla.

Apuntó que hasta 1958, las estadísticas oficiales norteamericanas mostraban tres categorías de fuentes emisoras de emigrantes en este Hemisferio: México, en primer lugar, Cuba en segundo y un tercero que reunía a todos los demás países de América Latina y el Caribe, que sumados, no llegaban a la cifra cubana.

Alarcón subrayó que hace tiempo que la burocracia estadounidense está obligada a nominalizar a los países uno por uno y Cuba está lejos del segundo lugar, superada por media docena de países que, sin embargo, tienen menos población que la nuestra. Hablamos, desde luego, de emigración legal. Si las estadísticas incluyesen a los millones de emigrantes indocumentados, ninguno de los cuales es cubano, la isla en realidad, estaría bien abajo, en el fondo de la lista, apuntó.

Remarcó en ello, a pesar de que Cuba ha recibido un trato absolutamente único, cínico y discriminatorio con la manipulación de la cuestión migratoria y su empleo como medio de desestabilización e instrumento de propaganda en la estrategia contra la Revolución. Pieza esencial de ella ha sido y es la Ley de Ajuste Cubano promulgada en 1966 y aplicada siempre con pérfido desprecio por la vida de los cubanos y la integridad de la nación.

Dijo que a diferencia de las otras piezas legislativas de ese carácter, esta fue concebida explícitamente para excluir de todo derecho, a decenas de miles de indocumentados cubanos que habían llegado antes del primero de enero de 1959.

Señaló que como lo demuestran los datos oficiales antes referidos, la inmensa mayoría de la población cubana sencillamente, dijo al Imperio: No gracias. Ningún otro pueblo durante tanto tiempo ha afrontado desafió semejante.

Expresó que a pesar de la inmediata vecindad con Estados Unidos, de ser un pueblo sometido a una feroz guerra económica, amenazado con la agresión militar directa y la aniquilación nuclear, y al mismo tiempo, acosado por una incesante propaganda que lo incitaba a aceptar la insólita oferta de la admisión automática, la inmensa mayoría de los cubanos y las cubanas respondió simplemente: No gracias.

Enfatizó que la emigración ha sido siempre parte esencial de la nación cubana y de su afanosa búsqueda de la independencia y la justicia. De ella nos vino la prédica incesante de Varela; la recorrieron Gómez, Maceo, Martí y otros incansables luchadores, y fue de su seno que el Apóstol formó el partido único de los patriotas cubanos.

Refirió que a los emigrados acudió Fidel y en ellos encontró también solidaridad y apoyo. Esa solidaridad sigue dando hermosos testimonios como el documento de apoyo a la petición de nuestros Cinco Héroes presentado al Tribunal Supremo de Estados Unidos por un grupo de eminentes académicos cubanoamericanos.

Este año se cumplirá, afirmó, el cincuenta aniversario del asesinato en Caracas del compañero Andrés Coba Casas, coordinador del Movimiento 26 de julio, una de las primeras víctimas de la represión betancurista, patriota ejemplar, humilde trabajador y esforzado guía de la muy numerosa emigración cubana en Venezuela, que tanto contribuyó a la lucha contra la dictadura de Batista. Para él nuestro homenaje.

Destacó que si la Patria ha sobrevivido, si hemos sido capaces de resistir, si pese a todo, avanzamos, es, en primer lugar por la voluntad patriótica de nuestro pueblo. Patriotismo ha habido y hay, y mucho, en esta isla y en la emigración.

Denunció que uno de los crímenes más aborrecibles cometidos por el Imperio ha sido el de convertir a los emigrados en rehenes y usar a algunos como instrumentos de una guerra concebida para liquidar a su propia nación.

Indicó que no hace falta recordar los hechos que todos conocen. "Pero sí tengo que decir que la Revolución tenía el deber de defenderse frente a una agresión que provenía del exterior y empleando como regla a individuos que habían nacido en la isla", agregó.

Sin renunciar jamás a esa inexcusable obligación hemos ido abriendo espacios de acercamiento y diálogo y avanzamos con pie firme hacia la plena y total normalización de los vínculos entre todos los cubanos, aseguró.

Manifestó que este encuentro que ahora concluye será un vigoroso impulso al empeño común. Ustedes han venido de todos los continentes. Hemos discutido fraternalmente qué más hacer para que Cuba sea siempre mejor y más cercano a todos ustedes. Les agradecemos su participación en esta fructífera reunión.

Adondequiera que vayan con ustedes irá Cuba. La Patria vivirá siempre, en cualquier lugar donde haya un patriota dispuesto a vivir y morir por ella, concluyó Alarcón.

 

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