En su conjunto, la obra asemeja un retrato del Apóstol,
conformado con los elementos más representativos de la pintura de un
numeroso grupo de creadores, entre los que se incluyen el Premio
Nacional de Artes Plásticas Pedro Pablo Oliva, Alexis Leyva (Kcho),
Ernesto Rancaño, Agustín Bejarano y Diana Balboa.
"Se lo dedicamos a él, porque ha sido el mejor discípulo de
Martí, y quien más se ha esforzado por hacer sus ideas realidad",
declaró a Granma el pintor pinareño Dausell Valdés, principal
promotor de esta iniciativa.
"Teníamos una idea inicial, pero después cada uno le fue
aportando nuevos detalles y ya ve el resultado. Estamos muy
complacidos", aseguró Humberto Hernández (El Negro), quien también
participó en la experiencia.
En total fueron cerca de 20 pintores de diferentes generaciones,
con estilos diversos, pero con el deseo común de rendir homenaje a
dos figuras imprescindibles para la historia de Cuba y para su
cultura.
Con esta acción, se estrenó, además, el proyecto comunitario
Monte soy, encabezado por Dausell en el reparto Hermanos Cruz,
un sitio densamente poblado de la capital pinareña donde hasta ahora
las opciones culturales resultaban muy limitadas.