Amalgama de ritmos y géneros, en el informal ambiente grupos de jóvenes cantaron bajo los árboles, se reunieron en un gran círculo para apreciar danzas típicas del vecino país Bolivia o aplaudir sus ritmos favoritos.

Sus conductores y las decenas de artistas convocados aclararon al público que no había hora para terminar, pues la idea fue actuar mientras reinara ese ambiente, mezcla de arte y de compromiso solidario con los hermanos cubanos.

Entre los asistentes, simbólicamente, estuvieron presentes los cinco antiterroristas cubanos presos en Estados Unidos desde hace más de 11 años por alertar a su patria de nuevas agresiones.

Varios grupos dedicaron sus canciones a Gerardo Hernández, René González, Antonio Guerrero, Ramón Labañino y Fernando González, también multiplicados en los carteles que exigían su libertad y en los llamamientos emitidos por las organizaciones patrocinadoras del festival.