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Técnicos, ni de más ni de menos
Joel Mayor Lorán
Uno de los problemas que tiene que enfrentar el país en este
instante, es la manera en que se optimizan los recursos humanos.
Ubicar
a los 66 graduados como operadores de micro del año anterior,
implicó un presupuesto adicional y un afanoso reto por falta de
correspondencia con la demanda real de fuerza de trabajo.
Así, por ejemplo, Nayla y Maricé adoran su labor actual. También
sus compañeros están muy contentos con ambas. Pero pronto habrán de
abandonar la Empresa de Productos Dentales, ACRILEST, en el
municipio habanero de Bauta. Haberlas ubicado como adiestradas en
puestos de trabajo que no ocuparán posteriormente, es consecuencia
de una planificación ajena a las necesidades reales del territorio.
Sucede en cualquier sitio de la geografía cubana, cada cual con
una u otra singularidad. A todos los conecta el hecho de formar
técnicos de más en diversas especialidades, y de menos en otras que
sí los demandan con urgencia.
TODOS PAGAN EL DESATINO
La provincia de La Habana forma cada año cientos de técnicos de
nivel medio como Secretario y Operador de Microcomputadora, igual
que Nayla y Maricé. A diferencia de la Informática, esta
especialidad no basa sus estudios en programación sino en cómo
manejar la máquina. Todavía en este curso se graduarán más de 500.
En cambio, la realidad demuestra que nunca requirieron tantos.
Ubicar a los 66 egresados de Bauta el año anterior implicó un
afanoso reto; sin embargo, la falta de correspondencia con la
verdadera demanda de fuerza de trabajo originó otro inconveniente:
fue preciso dedicar un presupuesto adicional, ascendente a 17 370
pesos mensuales, para el salario de esos muchachos.
El Gobierno y la Dirección de Finanzas pagaron la insuficiencia
en la previsión con un monto considerable de dinero, mientras los
jóvenes pagan las culpas de otros con un empleo incierto.
De acuerdo con Miguel García, director de ACRILEST, a ellos les
enviaron una estudiante en periodo de práctica preprofesional y tres
adiestrados. A estos últimos les pagaban con parte del fondo de
capacitación, pero la Dirección Municipal de Trabajo "nos impuso
cinco jóvenes más en adiestramiento (de otras especialidades) que
tampoco necesitamos y, entonces, resultó inevitable acudir al fondo
de salario.
"Por plantilla, solo la dirección y el área de aseguramiento a la
calidad llevan secretaria. Tanto los tres adiestrados como la
practicante son muy buenos, superaron su contenido de trabajo y
aprendieron otras cosas para no quedarse de brazos cruzados, hasta
han hecho pruebas de calidad".
Marlene Domínguez, especialista de cuadros y capacitación,
lamenta que hayan de marcharse luego de dos años de preparación,
"cuando aprenden y llegan a conocer el funcionamiento de la empresa.
El problema radica en que no hay plazas como secretario y operador
de micro, ni siquiera para otros técnicos, pues no existe
fluctuación laboral".
Como su contenido en el área de Recursos Humanos no es
suficiente, Nayla González hace las veces de técnica en OTS, y
aplica sus conocimientos de computación en pasar a formato digital
los registros que usualmente se llevan a mano; ahora resulta mucho
más fácil consultarlos. "¿A los dos años? Pienso estudiar una
carrera, superarme¼ a menos que obtenga
plaza aquí; me gusta mi trabajo".
A Maricé López le resta terminar las prácticas y luego el
adiestramiento. Pese a que las esperanzas de permanecer en su puesto
son más remotas aún, ella insiste: "Me va bien y me encanta lo que
hago". Aunque ella no sepa después lo que va a hacer.
PLANEAR EL FUTURO
Roberto Rodríguez, subdirector provincial que atiende la
Enseñanza Técnica y Profesional (ETP), asegura que de las 34
especialidades sobresalen Contabilidad e Informática por las grandes
graduaciones previstas (por encima de 600 y de 500 alumnos,
respectivamente); no obstante, todos, según su apreciación, tendrán
ubicación garantizada.
Para
disponer de técnicos y obreros calificados jóvenes a la vuelta de
unos años, la Fábrica de Fósforos ubicada en Bauta necesita que el
relevo comience a prepararse ya.
Hace años nos percatamos de que estaba satisfecha la demanda de
secretarios y operadores de micro. Por tanto, la graduación del
curso 2010-2011 no excede los 50 estudiantes. Y con Informática
ocurre otro tanto: de los más de 600 anuales de antaño, la
incorporación prevista para septiembre asciende apenas a 30 alumnos,
explica Rodríguez.
Hay una voluntad de enmendar esa práctica. Ahora, en el Instituto
Politécnico de Informática (IPI) Abel Santamaría, de Bauta, abrirán
otras especialidades como Agronomía, Servicios gastronómicos,
Elaboración de alimentos, Gestión de capital humano, Reparación y
mantenimiento de medios de transporte y Contabilidad, esta última
con carácter externo. Alumnos de los 10 municipios de la zona oeste
podrán matricular también Electrónica, añade.
Algo similar ocurre con el IPI República Bolivariana de
Venezuela, de Güines, que recibe a los muchachos del este de la
provincia.
Antes, el estudio de las necesidades del territorio y la
ubicación de los egresados concernían solo a Educación; en la
actualidad, estamos más integrados con Trabajo, Planificación y la
totalidad de los responsables, expresa Maira Barroso, presidenta del
Gobierno en Bauta.
"Sin embargo, muchos centros todavía no presentan su demanda, ni
para los politécnicos ni para la escuela de oficios, entre ellos la
Planta Pasteurizadora Balkan, la brigada 28 del Blas Roca, el
emplazamiento de fuel oil Ariguanabo y otros centros de la Empresa
Eléctrica, la Agricultura, CUPET-CIMEX, TRD Caribe, la gastronomía
de Baracoa, la fábrica de fósforos, la Unidad Básica Alimentaria¼
"
Muchos empresarios no vislumbraban que de no colocar hoy en las
aulas a los jóvenes necesarios para formarlos en los oficios que se
requieren, a la vuelta de los años exigidos para su formación
tampoco podrían disponer de ellos.
No se trataba de falta de interés sino de que el despertar en
torno al tema ha llegado a muchos a la vez; y ahora toman conciencia
exacta de su importancia y, además, el gobierno municipal les exige
por esto.
Bauta ya enrumba sus pasos; otros municipios como Artemisa, Güira
de Melena y Nueva Paz continúan a la zaga por la falta de previsión
de muchos de sus empresarios.
Junto con esta tarea, habrá de iniciarse una nueva pelea contra
los demonios, pues también la formación vocacional debe apuntar a
las necesidades del territorio. |