SANTA CLARA. — Acabar con el Aedes aegypti no puede ser solo una
tarea que competa a las autoridades de la salud o del Gobierno de
cada lugar, depende también de la ayuda y la colaboración de los
vecinos, así como de las organizaciones políticas y de masas que las
representan en el barrio.
El ejemplo de Santa Clara, uno de los municipios que
tradicionalmente registra una de las mayores infestaciones en el
país, demuestra cuánto falta para lograr conciencia ciudadana en
materia de educación ambiental.
Hace apenas dos meses se procedió, una vez más, a sanear la
ciudad, en especial las áreas aledañas a los ríos Bélico y Cubanicay,
donde se acumulaban toneladas de basura, sitio ideal para cobijar
asentamientos de vectores.
La movilización requirió el esfuerzo de miles de hombres y
mujeres de diferentes sectores, así como innumerables recursos de
transporte, combustible, alzadoras y equipos de dragado, entre
otros. esta campaña permitió retirar cientos de metros cúbicos de
desechos de todo tipo depositados en las márgenes de esos afluentes
y mejorar la situación epidemiológica de la urbe.
Sin embargo, a pocos días de aquella campaña por la higienización
de la ciudad, la indisciplina de algunas personas residentes en esos
Consejos Populares, la falta de vigilancia de las autoridades
competentes y de los actores de la comunidad, han hecho aparecer,
nuevamente, el fantasma de la contaminación.
Latas, sacos repletos de basura, gomas, palos cortados, pomos y
los más disímiles objetos son abandonados en esos lugares por
personas inconscientes, como si todos los meses el Estado estuviera
en condiciones de dedicar tales recursos con ese propósito.
Se precisa un mayor rigor en la imposición de multas a los
infractores por parte de los cuerpos de inspección, y sobre todo,
una mejor integración entre todos los factores y la policía, para
colaborar decididamente en el enfrentamiento a tan dañinas
manifestaciones de indisciplina social.