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Priorizan médicos cubanos vitalidad de
hospitales en Haití POR
RAYMUNDO GÓMEZ (ENVIADO ESPECIAL DE LA AIN)
Puerto Príncipe, 19 ene (AIN)
El personal cubano de la salud en esta ciudad tiene entre sus
prioridades mantener la vitalidad en los pocos hospitales que
funcionan, tras el terremoto que azotó la urbe la semana anterior.
Ante la gran cantidad de
heridos por el sismo, la necesidad de las acciones quirúrgicas
sobrepasa la capacidad actual de respuesta médica.
Aunque hay limitaciones de
recursos y de medicamentos, se intensifican las labores para
asegurar la supervivencia de cada uno de los pacientes atendida.
Según trascendió, se organiza y
continúan la atención posquirúrgica, asegurando que los enfermos
dispongan de la atención completa.
Esto ocurre tanto en Hospital
Universitario de la Paz, más conocido como Delmas 33, como en Ofatma
y en Rennaissance, los otros centros hospitalarios donde se
despliegan las fuerzas de la salud cubanas, o en los puntos en los
alrededores de Puerto Príncipe, donde igualmente se atendiende a la
población afectada.
En Delmas 33, devenido
trascendental instalación, ha confluido la ayuda de galenos y otros
especialistas de diversos países, que se han sumado al esfuerzo de
los cubanos, a fin de atender un mayor número de heridos y
pacientes con diversas patologías.
Cirujanos, enfermeras y técnicos de
la salud de Venezuela, España, Noruega, Canadá, Argentina y otras
naciones, desarrollan igualmente su labor en las difíciles
condiciones en que se realiza la asistencia médica luego del
devastador terremoto.
Otras fuerzas, como la Cruz Roja
procedente de Colombia, o 10 monjas integrantes de la congregación
Hijas de la Caridad de San Vicente de Paulin, de Santo Domingo,
también brindan sus energías a esta abnegada actividad humanitaria.
Además, realizan idéntica labor los
médicos haitianos graduados en Cuba.
Justamente a Delmas 33 llegó este
lunes la niña Karla Dexandre, de dos años de edad, salvada después
de estar debajo de los escombros desde el 12 hasta el 18 de enero.
Este período resulta imborrable en
las angustias sufridas por Louis Erline, la mamá, y Lexander Maxo,
el padre, quienes se vieron imposibilitados de llegar hasta la
vivienda donde reposaba la niña cuando ocurrió el derrumbe.
Karla, atendida por los galenos
cubanos, sólo presentaba signos de deshidratación y algunas
magulladuras, pero sin peligro para la vida. |