CIENFUEGOS.— Toda la vida Adriano Muñiz tuvo por filosofía que el
principal recurso para hacer parir la tierra son las propias manos.
De ahí su contundente planteamiento de "no cruzarnos de brazos a
esperar que el Estado nos de todo para producir alimentos".
"Y no es que no sea necesaria la ayuda, pero hay que preparar las
condiciones para después pedir", sentenció el veterano campesino a
la luz de las declaraciones de Orlando Lugo Fonte, presidente de la
ANAP, publicadas en el periódico Granma.
Ese fue el argumento que caracterizó los debates de los 210
asociados a la Cooperativa de Créditos y Servicios (CCS) fortalecida
Manuel Ascunce Domenech, del municipio de Cienfuegos, a propósito de
la asamblea X Congreso de la organización anapista.
"Ahora mismo, cuando la crisis económica mundial limita aún más
la importación de fertilizantes y otros insumos, tenemos que apelar
a nuestros propios recursos. Por ahí son cientos las toneladas de
estiércol de reses y de otros animales que podemos convertir en
materia orgánica para abono. Por eso, hoy resulta imprescindible
aplicar la agroecología, una práctica ancestral, en nuestros
campos", aseguró Elisa Perdomo, una activa promotora de ese
movimiento.
En otro orden, la cooperativista recordó que una de las primeras
leyes del nuevo Estado de obreros y campesinos, después del Primero
de Enero de 1959, fue la Reforma Agraria que entregó las tierras a
quienes verdaderamente la cultivaban. "Entonces —reafirmó— nada más
justo que demos ahora la respuesta que demanda el país y su
dirección, con el aprovechamiento de todas las reservas. ¡A la
Revolución no podemos fallarle!".
Fueron referidos, también, ejemplos de las trabas burocráticas,
sobre todo para los nuevos usufructuarios acogidos al Decreto ley
259, en cuanto a la compra y venta de vacas o novillas, entre
campesinos o por parte de la entidad estatal.
Pedro Oscar García fue enfático cuando calificó de "ataduras
mentales" las que muchas veces entorpecen la contratación y
comercialización, e impiden que las viandas y vegetales lleguen
frescos a la población.
Otro de los planteamientos sustentados por Oscar estuvo
relacionado con los precios de compra al productor. En tal sentido,
dijo que habitualmente son fijados desde un buró, sin tener en
cuenta los criterios del agricultor. "Sin embargo —detalló— casi
nunca pueden diferenciarse las ofertas en las placitas de acuerdo
con la calidad, ya sea de primera, segunda o tercera".
Los cooperativistas concordaron en que existen instrumentos
legales para normar estas actividades; mas, a juicio de Francisco
Colina, se viola lo establecido, y peor aún, los propios productores
no exigen sus derechos.
Adoptar una actitud intransigente ante la corrupción, las
ilegalidades y las indisciplinas fue el consenso general al que
arribaron los miembros de la Manuel Ascunce Domenech. Sobre el tema,
varios de los presentes coincidieron en que hay tela por donde
cortar, pues el combate tiene que ir desde el que se deja robar un
animal, hasta el que le echa agua a la leche o vende al margen de lo
establecido.