Reconocida
como una de las más sólidas y relevantes de la historia universal,
la literatura rusa protagonizará el interés de los cubanos durante
la próxima Feria Internacional del Libro, que se celebrará en la
Isla durante los próximos meses de febrero y marzo.
Tradicionalmente los lectores de este país han tenido acceso a
los grandes monumentos de las letras de esa nación, cuyos vínculos
con la nuestra se remontan a los inicios del proceso revolucionario
cubano, cuando la política editorial se abrió a la publicación de
las más diversas obras del panorama universal, cuyos valores
estéticos ameritaran su inclusión en los catálogos de nuestras
editoriales.
Pushkin, Tolstoi, Gorki, Sholojov, Chejov o Bulgakov son autores
nada extraños en esta zona del Nuevo Mundo, donde las
manifestaciones artísticas de la antigua Unión Soviética eran
presencia habitual en las librerías y cines y gozaban del
reconocimiento y la demanda de amplios sectores de nuestra
población.
Actualmente existen en Cuba una gran cantidad de personas con
perfecto dominio de la lengua rusa. Esto permitirá que en la próxima
Feria pueda establecerse una comunicación, más allá de las
traducciones que, para homenajear al país invitado, el Instituto del
Libro y sellos como Ediciones Unión, pondrán a disposición del
público en sus stands.
La literatura en Rusia tiene sus orígenes, como casi todas, en
una tradición oral hasta la introducción del cristianismo en el año
959, que permitió la popularización del alfabeto, creado por los
misioneros bizantinos Cirilo y Metodio. En el siglo XI, todas las
tribus de los eslavos orientales formaban parte de la Rus de Kiev y
poseían una lengua única, el ruso antiguo, hasta que en el siglo
XIII, con la división del estado, empiezan a desarrollarse otras
lenguas como el ucraniano y el bielorruso.
El primer libro del que se tiene noticias en idioma ruso es el
manuscrito en cera Códice de Novgorod, salmos que abordan
temáticas como la glorificación de la belleza y el poder ruso, la
denuncia de la autocracia de los príncipes y la defensa de los
principios morales. Pero los especialistas han coincidido en
calificar al siglo XIX como el siglo de oro de la literatura rusa,
cuando la poesía y la prosa llegaron a sus más altas cumbres a
través del romanticismo y el realismo literario.
En esta época vive ese grandioso poeta que fue Alexander Pushkin,
cuya reforma de la escritura se tradujo en la ruptura de las
tradiciones con sus excelentes poemas líricos y épicos, obras
dramáticas en verso, prosa brillante y cuentos, también
versificados. Pushkin es uno de los autores que los cubanos tendrán
a su alcance en la Feria. Asimismo, en esta primera mitad del siglo
XIX, sobresale el narrador Nicolai Gogol, conocido entre los
lectores cubanos, especialmente por su obra Almas Muertas. En
la segunda mitad de dicho siglo aparecieron, sin embargo, una
pléyade de autores como León Tolstoi, Fiodor Dostoyeski e Iván
Turgueniev, quienes convertirían a la literatura rusa en una
manifestación de alcance universal, cuya genialidad ha trascendido
hasta nuestros días.
Es apreciable en las letras de Rusia, la gran cantidad de
excelentes poetas que entre los siglos XIX y XX dieron a conocer su
obra. Entre ellos es necesario citar a Alexander Blok y Ana Ajmatova,
autores inclasificables dentro de ninguna corriente literaria
específica y otros como Sergue Esenin, Marina Stvetayeva o Vladimir
Mayakovski. También entre el XIX y el XX es destacable la figura del
gran Antón Chejov, dramaturgo y prosista universal de gran talla e
influencia en el futuro de las letras universales.
Otros autores como Mijail Bulgakov, Boris Pasternak, Máximo Gorki,
Ilia Erenburg, Mijail Sholojov o Evgueni Evtushenko completan un
panorama muy somero de los grandes nombres.
Pero a la Feria de La Habana concurrirán también autores más
recientes y prácticamente desconocidos para los cubanos, quienes
podrán tomar conocimiento de los mismos a través de dos antologías
de poesía y cuento, preparadas por la Editorial Arte y Literatura.
Muy esperada también es la traducción de El maestro y Margarita,
de Bulgakov, a cargo del novelista cubano Julio Travieso, que
constituirá una nueva interpretación de esa novela, preferida y
frecuentada en Cuba, desde su primera publicación en la década de
los ochenta.
En definitiva, la presencia de Rusia a través de sus escritores
en Cuba, será un acontecimiento que dará continuidad a la hermosa
tradición que vincula al lector cubano con la poderosa escritura de
un país, cuya cercanía lo convierte ya casi en parte integrante de
nuestro acervo cultural.