Un pueblo que ofrece su solidaridad y hasta su propia sangre a un
país hermano es incapaz de alimentar el terrorismo, afirmaron
colaboradores de la salud poco antes de partir al auxilio del pueblo
de Haití, asolado por un potente sismo.
La actitud humanista y firme asumida por la brigada médica ante
el llamado urgente de las autoridades de salud en sus territorios,
es la muestra más fehaciente de que los cubanos son hijos de la paz
y el respeto mutuo a los países hermanos, expresó a la AIN Adis
Rodríguez, enfermera granmense.
Umberto Pérez, anestesiólogo de la provincia de Santiago de Cuba,
se sumó al reclamo de sus colegas y exigió la exclusión de la Isla
dentro del listado oscuro hecho por la Casa Blanca.
Es una ironía que el Gobierno del país norteño, quien ha recibido
ayuda cubana previniéndolos de posibles actos terroristas dentro de
su propio territorio, ofenda a Cuba y mantenga sueltos en las calles
a verdaderos asesinos como Luis Posada Carriles, exclamó Pérez.
Solo un país como el nuestro es capaz de multiplicar salud,
educación, cultura, ciencia y tecnología en todo el mundo, la verdad
es inconcebible que -después de tantas acciones desinteresadas- se
le pueda señalar como terrorista, subrayó Yorquis Acosta, ortopédico
guantanamero.
El chofer camagüeyano Eduardo Gutiérrez y el médico tunero Frank
Pérez también dieron sus criterios y demostraron que los galenos,
técnicos, enfermeros y personal del servicio que da su ayuda
humanitaria en Haití es la representación de cada revolucionario
cubano a favor de la paz.
Comprometidos y conscientes de cumplir con el deber de salvar
vidas en cualquier rincón donde haga falta, los internacionalistas
de las batas blancas salvan su deuda con la Humanidad y demuestran
los valores de una pequeña isla que defiende los más altos
principios de patriotismo.