Así lo afirmaron a Granma Rolando Villaverde López,
especialista forestal de esa importante reserva, y el MSc Gerardo
Begué Quiala, autor de varios estudios sobre manejo y control de la
fauna invasora en el PNAH, núcleo principal de la Reserva de la
Biosfera Cuchillas del Toa.
Las especies invasoras son aquellas introducidas en una región a
través de las corrientes fluviales, el viento, las aves o por el
hombre; y que por su fácil adaptación al nuevo entorno en ocasiones
desplazan a los especímenes endémicos, en detrimento de la
biodiversidad local.
Desde finales del pasado siglo se desarrollan en esa zona, de
alta biodiversidad y endemismo, tareas para mitigar las invasiones
biológicas, pero ha sido en el último lustro donde se han
incentivado con la participación de numerosas fuerzas, entre ellas
especialistas del CITMA, de la Empresa Nacional para la Protección
de la Flora y la Fauna y el campesinado.
Entre las acciones desplegadas para mitigar el impacto de las
especies invasoras de la flora, está la erradicación o regulación de
las poblaciones de aquellas plantas altamente dominantes como el
ipil-ipil, marabú, eucalipto, casuarina y el tulipán africano,
considerado este último, por su poder de expansión, entre las 100
especies más peligrosas del mundo, explicó Rolando Villaverde.
Como parte de las medidas de atenuación de los daños, argumentó
Villaverde, las áreas invadidas también se reforestan con plantas
autóctonas o representativas de cada región.
El especialista informó que en diferentes sectores del PNAH, se
constata, además, la presencia de otras invasoras como el bejuco poa
(cubre el vuelo superior del bosque y lo afecta severamente), la
flor del zunzún (con daño de consideración a los cafetales), la
guasimilla, el tibisí, pomarrosa (forma bosques de galerías) y
algunas especies de cordobanes y helechos, asociadas a pinares y
charrascos.
En más de un 20% de la superficie del Humboldt, compartida por
las provincias de Guantánamo y de Holguín; se identifica la
presencia de esas invasoras, muchas de las cuales afectan no solo a
la naturaleza autóctona, sino también a los espacios utilizados para
el desarrollo agropecuario.
Entre los exóticos del reino animal sobresalen el perro, el gato
y el puerco salvajes, la rata negra, la mangosta y el pez gato (Clarias
gariepinus), única especie que hasta el momento amenaza a
convertirse en una plaga, por su alta voracidad.
Investigaciones realizadas por Gerardo Begué en la cuenca del río
Hondo, en la comunidad guantanamera de Casimba Abajo, demostraron
que este invasor acuático arrasó en unos pocos años con el joturo o
biajaca del Guaso (endémica de Guantánamo y algunos ríos
adyacentes), y con otras especies que compartían el hábitat como la
biajaca común, la anguila y la rana toro.
Como resultado de las medidas de control físico de las especies
invasoras más peligrosas, entre el 2006 y el 2007 se capturaron más
de 150 perros salvajes en varias localidades del Parque,
fundamentalmente en La Melba, una de las zonas más infestadas por
este depredador.
Los perros salvajes (o jíbaros) constituyen junto al gato salvaje
enemigos potenciales del almiquí (Solenodon cubanus), fósil viviente
en peligro crítico de extinción confinado al extremo nororiental de
Cuba, desde el municipio de Mayarí (Holguín) hasta el de Baracoa
(Guantánamo).
Las acciones dirigidas a la disminución gradual de la fauna
nociva invasora se centran en la colocación de trampas, ya sean
Tomahawk, de izaje o de lazo.
Mediante este procedimiento, comenta Gerardo Begué, han sido
capturados numerosos ejemplares de perros y gatos salvajes y de
mangosta, considerada esta última un peligro potencial para muchas
especies de la fauna doméstica y silvestre en el área, por su poder
devastador y como transmisor al hombre y los animales de la rabia,
la leptospirosis y otras enfermedades.
Tanto Begué como Villaverde coinciden en evaluar de positivos los
resultados de las acciones desarrolladas en el PNAH, para el control
gradual de las especies invasoras de la flora y la fauna, aunque
consideran que resta mucho por hacer y que la situación debe
mantenerse bajo vigilancia estrecha por los especialistas, las
autoridades de la zona y las comunidades.