Resurrección del lote cañero
Miguel Febles Hernández
ESMERALDA, Camagüey.— Hasta el semblante les ha cambiado a los
hombres subordinados a Margarito Gutiérrez: desde que asumieron los
principios de funcionamiento del lote cañero integral, las cosas han
ido mejorando, se respira un ambiente de trabajo favorable y
comienzan a sentirse realmente comprometidos con los programas en
marcha.
Riego
adecuado y surcos de base ancha se complementan para lograr
vigorosas plantaciones cañeras.
Así, sin saltos espectaculares ni campañas maratónicas que poco o
ningún resultado dejan, se transforma a la vista de todos el lote
Los Chivos, perteneciente a la Unidad Básica de Producción
Cooperativa Abel Santamaría Cuadrado, ubicada en áreas de la Empresa
Azucarera Brasil.
"Lo más importante, —comenta Margarito— es que nuestros 26
trabajadores tienen plena conciencia de lo mucho que les queda por
hacer para elevar los rendimientos cañeros, hoy en extremo
deprimidos, a 45 toneladas por hectárea, una cifra que debe marcar
el inicio del nada fácil camino hacia la excelencia en la producción
de la gramínea".
Es historia reciente la lucha contra la manigua, la recuperación
gradual de áreas abandonadas o casi despobladas, el proceso de
ordenamiento de las cepas, la activación de los sistemas de riego en
desuso¼ Sin embargo, el cambio más radical tiene lugar hoy en la
mentalidad de cada uno de los integrantes del lote.
Vinculados directamente a los resultados de la producción, han
aprendido a coger con rapidez las señas, a buscar vías racionales
para alcanzar las metas inmediatas y a emprender de manera
incipiente, con pensamiento colectivo, la senda de la
diversificación agropecuaria.
APARECE, POCO A POCO, EL "ESLABÓN PERDIDO"
Si bien el lote siempre existió como estructura dentro de la
agricultura cañera, hoy su concepción va más allá de la simple
nomenclatura administrativa para asumir un carácter integral,
dirigido, en primer lugar, a dignificar no solo el trabajo de la
persona que tiene esa responsabilidad, sino de todos los asociados a
ella.
Varias
cooperativas del norte camagüeyano instalan modernos sistemas de
riego de pivote central.
En su condición de director de caña del Grupo Empresarial
Azucarero de Camagüey, Leonel Sánchez Agüero es un ferviente
impulsor de esos cambios en la base productiva, convencido de que es
allí donde se decide el futuro de una industria golpeada duramente
por las restricciones económicas derivadas del período especial y
las fallas organizativas dentro del sector:
"El movimiento de lotes cañeros integrales comenzó a aplicarse
hace alrededor de dos o tres años en el país, sin embargo, ahora es
que le estamos dando el "empujón" necesario en la provincia, con la
seriedad y el rigor que merece.
"Bajo el nuevo criterio, los hombres no son asalariados, sino
trabajadores asociados a partir de un sistema de pago vinculado a
los resultados finales de la producción. El lote administra todos
los recursos, tanto financieros como materiales, por lo que del
desempeño de ese colectivo dependerán los anticipos, las utilidades
y otras variantes de estimulación".
Este es un paso que no ha estado exento de obstáculos, debido a
la resistencia que ofrecen no pocos administradores y económicos de
las unidades básicas de producción cooperativa, acostumbrados a
decidir el destino del dinero, para bien o para mal, cuando la
lógica indica que es en el lote donde se materializa el programa de
desarrollo cañero.
"De tal manera, —amplía Leonel— si los trabajadores van a
ejecutar cualquier tipo de actividad agrícola lo harán con la
calidad requerida, porque se sienten comprometidos con la tarea. Al
final, aumentará la producción y con ella los beneficios de cada uno
de los integrantes del lote en particular".
DEJAR ATRÁS LOS BAJOS RENDIMIENTOS
Camagüey cuenta con 97 unidades productoras, en las cuales se
tienen identificados 136 lotes para asumir de manera gradual su
transformación hacia las nuevas formas de organización del trabajo,
que persiguen como objetivo estratégico el restablecimiento del
potencial cañero de la provincia.
Sin
dejar de atender los cañaverales, Margarito y sus hombres fomentan
nuevas áreas para la producción de viandas y hortalizas.
Aunque hay productores más eficientes que otros en dependencia de
la calidad de los suelos, del empleo del riego y del propio
desempeño de los hombres, lo cierto es que hoy los rendimientos
están sumamente deprimidos, al punto de estimarse, de manera
general, unas 21 toneladas de caña por hectárea.
Tal situación comienza a revertirse poco a poco, a partir del
quehacer en los 44 lotes ya consolidados bajo condiciones que
ofrecen una mayor integralidad en el actuar; la introducción de
nuevas tecnologías agrícolas, como el surco de base ancha; el
ordenamiento de la composición de cepas y la instalación de modernas
máquinas de riego de pivote central.
De nada valdría, sin embargo, esa cuantiosa inversión de recursos
si falta la necesaria motivación y capacitación de los colectivos de
trabajadores, un asunto que constituye prioridad para la dirección
del Grupo Empresarial Azucarero de Camagüey, la que mantiene un
estrecho y sistemático vínculo, sin intermediarios, con su base
productiva.
Dañada fuertemente por los huracanes, pero sobre todo por la
deficiente atención acumulada en los últimos años, la caña transita
hoy por un proceso de recuperación que no será breve, pero que de
asumirse de manera organizada, con el rigor y la exigencia que ese
cultivo necesita, los frutos de tamaña empresa pronto se harán
visibles en las llanuras agramontinas.
Camagüey, al igual que otras regiones del país, ha apostado por
el lote cañero integral como su principal carta de triunfo. La vida,
y también el quehacer de los hombres, se encargarán de darle la
razón a esta tierra ganadera y azucarera por excelencia. |