Yoandy
Garlobo está gozoso por partida doble: consiguió su jonrón número
100 en Series Nacionales y su esposa trajo al mundo en la madrugada
del pasado domingo a Angelis, la tercera de sus hijas. "Ya vendrá el
varón", dijo sonriente.
Con su vuelacercas 100 se convirtió en el décimo matancero que lo
logra en nuestros clásicos. Alguien pensará que no es una noticia
sorprendente pero, para que se tenga una idea, solo otras dos
provincias del país (Ciudad de La Habana y Santiago de Cuba) cuentan
con diez o más jugadores que sobrepasan el centenar de bambinazos.
Garlobo honró su nombre en el Primer Clásico, torneo en el que
bateó todo lo que quiso y demostró tener nervios de acero a la hora
de la verdad. En 14 temporadas promedia 335 de average. En las
últimas campañas se desempeña como bateador designado en el conjunto
yumurino.
Su nombre no apareció en las nóminas de los últimos equipos Cuba,
pero una cosa es cierta y lo podemos afirmar: el "gordito" de
Jovellanos es para muchos uno de los más recios bateadores de
nuestra pelota en los últimos tiempos. Sin ser lo que se dice el
clásico slugger, reúne todas las credenciales para ser temido cuando
ancla en el home plate.
Estás envuelto en otra buena campaña a la ofensiva, ¿alguna
ambición en grande?
Tengo como siempre muchas ilusiones, aunque mi mayor aspiración
por ahora es ver a mi conjunto entre los ocho clasificados.
Los técnicos encuentran siempre alguna razón para excluirte del
equipo Cuba: que si no tienes posición, que si estás excedido de
peso corporal, ¿no crees que merezcas una segunda oportunidad?
Representar a la Patria es el sueño de todos los peloteros
cubanos. Me llenaría de felicidad volver a vestir ese uniforme.
Estoy convencido de la calidad de nuestro béisbol y cualquiera que
haga el grado lo sabrá hacer bien. Cuando prescinden de mis
servicios lo siento mucho, me disgusto, pero no armo perreta. Lo del
sobrepeso es un juicio superficial. Me encuentro fuerte y soy por lo
general de los más rápidos de home a primera y en el corrido de las
bases.
A la hora de conformar la selección grande quizá no se piensa en
la importancia de contar en el banco con un emergente de lujo.
¿Consideras que tu inclusión pudiera tener como base esa premisa?
Fue más o menos la función que me dijeron desempeñaría en los
último Juegos Olímpicos. Al final se arrepintieron y no hice el
equipo. Es algo incómodo hablar de uno mismo, aunque creo que
emergente no es cualquiera. Todo el mundo no está dispuesto a pedir
esa responsabilidad en el momento de mayor presión. Y es curioso, a
mí me gusta batear a la hora buena, es cuando más me sube la
adrenalina.