¿Cómo puede suceder que una teleserie concebida, realizada y
transmitida en 1991, tenga índices de audiencia y gusto similares a
los que tuvo en su estreno, pero en una retransmisión 18 años
después?
Durante
las últimas semanas, Su propia guerra ascendió al primer
lugar de los espacios más vistos y gustados en la televisión cubana,
según el habitual estudio de comportamiento de audiencias realizado
por el Centro de Investigaciones Sociales (CIS) del Instituto Cubano
de Radio y Televisión
(ICRT).
La serie encabezó la lista con más de un punto y medio por encima
del segundo puesto, el policiaco extranjero CSI. Desplazó
también a los humorísticos de la televisión y, lo más interesante, a
la telenovela brasileña, espacio que desde hace años clasifica entre
los más vistos, explica Mayra Fraga, especialista del Centro.
Aun cuando las retransmisiones suelen tener audiencias por debajo
de su estreno —algo normal—, con esta ha pasado algo diferente,
agrega la investigadora.
En 1991, la teleserie marcó un rating del 43,5 por ciento
en su primer capítulo, mientras que diez episodios después alcanzó
el 81,2 por ciento. Pero como en los programas con varias
frecuencias semanales lo que define es el promedio, aquella primera
presentación logró, en total, un 67 por ciento, apunta Yairis
Rodríguez, también especialista del CIS. Algo similar está
ocurriendo ahora.
Ambas investigadoras coinciden en que uno de los motivos del
comportamiento sui géneris de los espectadores ante esta
retransmisión pudiera ser que la serie muestra de manera veraz la
realidad cubana de aquellos años. Con actuaciones de buena calidad y
aceptación, un guión sólido con situaciones creíbles, sumado a una
buena dirección, este dramatizado refleja a cada quien con sus
defectos y virtudes, dentro del complejo contexto social, económico
y político de principios de los años de 1990, señalan.
Salvo algunas excepciones, todos los policiacos cubanos muestran
buenos niveles de audiencia y aprobación, incluso por encima de
series extranjeras, argumentan las especialistas. El programa CSI,
por ejemplo, obtuvo índices relevantes en sus primeros capítulos,
seguramente por las novedosas formas de investigación que mostraba,
la calidad de las actuaciones y la realización en general. Pero
luego decayó — a juicio de las investigadoras—, porque no muestra
los problemas, el modus operandi y la realidad del cubano. También
ocurre así con las novelas brasileñas.
Lo que marca la diferencia entre el guión de esta teleserie y el
de otras que ahora producimos — que incluso tienen mejor factura—,
es que todos los personajes están muy humanizados, afirma Eunice
Peña, quien está al frente de la División de Dramatizados del ICRT.
Tanto los policías como los delincuentes son personas de carne y
hueso, con conflictos y problemas morales. Otro punto fuerte en el
guión es que la enseñanza está en la historia contada y no en el
exceso de escenas cargadas de didactismo.
Pero a veces los índices de audiencia son injustos, advierte
Eunice. Por ejemplo, los estudios del CIS confirman que los
teleplays estuvieron entre los programas más vistos durante el
verano; luego, solamente unos días después, el espacio de El
Cuento, transmitido los martes por Cubavisión, reporta un
descenso considerable. Hay que llegar al fondo. Valdría la pena
realizar una investigación para entender con más profundidad por qué
ocurre esto, o cómo Su propia guerra ha logrado
trascender.
La idea de llevarla nuevamente a la pantalla había sido valorada
con antelación. Pero la decisión de hacerlo en el espacio habitual
de la telenovela cubana respondió a una coyuntura económica, explica
Julio Alfredo Suárez, jefe de la División de Programación de la TV
Cubana. Partimos del principio de no ceder el espacio a las novelas
foráneas, y que estas ocuparan las cinco o seis frecuencias
semanales, argumenta. La televisión nacional apostó por la
retransmisión de una obra de calidad probada para mantener el
balance, en ese horario, entre productos hechos en Cuba y los
extranjeros.
Su propia guerra no solo ha igualado las estadísticas
reportadas cuando fue estrenada, sino que superó en el gusto a
espacios que, hoy, en otro contexto, habitualmente encabezan la
lista, como las novelas brasileñas, reconoce.
El estudio de comportamiento de audiencia que realiza
semanalmente el CIS es de corte cuantitativo. Una red de
encuestadores en todas las provincias del país selecciona una
muestra de público de diferentes edades, ocupaciones y sexos, para
que diariamente den información sobre la programación televisiva.
Pero quizás, una vez descubierta la noticia, será necesaria una
forma científica de indagar en aspectos cualitativos que nos
inquietan.