La industria biotecnológica cubana genera hoy decenas de
productos, que además de contribuir al diagnóstico, prevención y
tratamiento de enfermedades, constituyen bienes exportables
significativos.
Es una prioridad desarrollar vacunas y tratamientos de alto
impacto social y económico a partir de los recursos humanos propios,
generados con los centros del Polo Científico, dijo a la AIN el
Doctor Luis Herrera, director del Centro de Investigaciones de
Genética y Biotecnología (CIGB), de esta capital.
Durante un encuentro con los primeros egresados de medicina,
después del triunfó de la Revolución, Herrera aseveró que la meta
primaria de esos productos y servicios es el sistema de salud
cubano.
La vacuna Heberpenta (contra la difteria, el tétanos, la tos
ferina, la hepatitis B y el Haemophilus influenzae tipo B) y el
Heberprot-P, (para tratar úlceras de pie diabético), son
algunos de los renglones obtenidos de los laboratorios de ese
centro.
Con la introducción de este último fármaco se reporta una
disminución considerable en el número de casos de amputaciones de
los miembros inferiores, y favorece la más rápida recuperación de
los pacientes aquejados de ese tipo de lesiones, acotó.
Actualmente, 150 patentes están registradas en Cuba y 66 en otras
naciones, al tiempo que organizaciones de decenas de países, entre
ellos, Australia, Canadá, Estados Unidos, Japón y de Europa han
solicitado patentar productos biotecnológicos de la mayor de Las
Antillas
Importantes publicaciones internacionales, como la prestigiosa
revista Nature ubican a la biotecnología cubana como la más estable
y de mejor resultado entre las naciones en desarrollo.